La evidente saturación vial que hemos comenzado a apreciar desde que se terminaron las restricciones a la movilidad por la pandemia del covid-19, vuelve a poner en el centro del debate la necesidad de agilizar las inversiones en materia de infraestructura vial, materia donde la capital de Ñuble evidencia un claro retraso que queda de manifiesto en horas punta en sectores como Alonso de Ercilla, Vicente Méndez y Parque Lantaño, lo que ya no debería sorprender a nadie, pues es una realidad a la que se han tenido que acostumbrar los chillanejos en los últimos años, y que en los próximos días pondría peor, debido al paulatino retorno de los estudiantes a los establecimientos educacionales.
La Unidad de Control de Tránsito, en conjunto con el área Técnica de la seremi de Transportes de Ñuble, ha identificado cerca de 20 puntos críticos en la intercomuna, los que en su mayoría son intersecciones semaforizadas que concentran gran parte de la movilidad en los horarios punta, debido a la cercanía de colegios y/o accesos principales hacia el centro de Chillán.
Sobre esa base están trabajando las autoridades, y es justo reconocer que algunas medidas han tenido un efecto reductor de los tacos, pero igual de cierto es que el problema es mucho más complejo y las supera por lejos, pues en él se conjugan el aumento del parque automotor, el crecimiento inorgánico de la ciudad hacia la periferia, la falta de inversión en infraestructura vial y la mala gestión del transporte. De hecho, para muchos, la implementación de planes especiales para gestionar el tránsito parece un mal chiste, ya que sencillamente las vías no dan abasto para el gran número de vehículos que circulan por ellas.
En cuanto al transporte, el término de restricciones a la movilidad también nos confirma el problema que representa el diseño de recorridos y la calidad del servicio que presta la locomoción colectiva local. En tal sentido, cabe recordar que solo un sistema de transporte público de calidad podría ayudar a reducir los desplazamientos en vehículos particulares, pero en este tema aún hay mucho camino por recorrer.
Por ello, es importante insistir en que la capital regional necesita un plan integral que aborde los distintos factores que la han llevado a la crítica situación en que se encuentra.
Sabido es que le hace falta modernizar su red vial, mejorando el estándar de sus principales arterias diseñadas para un parque vehicular bastante menor al actual, aunque tampoco se puede aspirar a que las vías se expandan al mismo ritmo que los automóviles.
Seguramente, las medidas que adopte la autoridad en los próximos días lograrán mejorar la movilidad en algunos sectores, pero es innegable que se trata solo de parches para una ciudad que tiene una enorme mora que saldar en la modernización del transporte público, la inversión en infraestructura vial y la planificación del crecimiento urbano para estar al nivel de una capital regional. Esos son los verdaderos desafíos que deben movilizar a nuestras autoridades.