Señor Director:
Ante la terrible tragedia que enfrenta el país, mucho se ha hablado de las responsabilidades humanas en acciones inseguras que generan catástrofes incendiarias, es más, algunos alientan la idea de actos de sabotaje.
Pero mi acento está puesto en otro tema: la “planificación racional de los recursos y de prevención de los villorrios y emplazamientos de poblaciones rurales, hoy rodeadas de bosques, convertidas en verdaderos “polvorines”,
¿Es posible que el Estado no resguarde dichos poblados y queden a merced de los incendios que se provocan en dichos bosques?
No sólo eso, la actividad forestal destruye los caminos de acceso a esos poblados, generando costos y dificultades en el acceso a la población rural que allí vive.
Mucho se habla hoy de prevención, y quienes lo hacen tienen razón, sin embargo creo que hay que partir por ahí, las empresas forestales deben ser reguladas en los límites de sus plantaciones y se les debe exigir y fiscalizar para que respeten la seguridad de las personas del mundo rural.
Quienes en la década del “90 declaraban con orgullo “territorios de desarrollo forestal” como estrategias de desarrollo, deberían hacer un “mea culpa”. Ellos nunca pensaron en los campesinos reales y permitieron una “invasión forestal” que hoy nos pasa una costosa cuenta.
Ese es el polvorín al que hoy es- tamos sometidos: primero visión humana, después estrategias de desarrollo alejadas del respeto a la vida humana y al medio ambiente.
Juan Luis Castillo Moraga