Señor Director:
Amenazas, temor, robo, abigeato, toma de predios, incendios, asesinatos e impunidad, son términos que recurrentemente describen lo que a diario sufren los agricultores en las provincias de Arauco, Malleco y Cautín. Esto viene sucediendo hace más de una década. Mientras el conflicto sigue escalando, el estado de Chile a través de sus tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), demuestra incapacidad de prevenir, controlar y sancionar los delitos, cuyas víctimas sienten desamparo y frustración.
Los asesinatos del agricultor Orwal Casanova y del detective Luis Morales, muertos mientras trabajaban, son los últimos hechos que han remecido y dañado irreparablemente a 2 familias de nuestro país, cuyos culpables esperamos sean capturados y sancionados. Desde nuestra asociación gremial, queremos expresar repudio por estos actos sangrientos, que son expresión de la violencia rural desatada en una amplia zona geográfica, de la cual nuestras autoridades y representantes deben hacerse cargo ahora y dejar de mirar esto como un problema de delitos comunes o causados por cierta coyuntura.
Se necesita restablecer la paz, la justicia y el estado de derecho en la zona. Esta es la única forma de erradicar el sufrimiento que están causado grupos organizados y armados.
Nuestra solidaridad y apoyo para los agricultores de la zona, quienes siguen trabajando para emprender y generar desarrollo, a pesar de todo.
Directorio Asociación de Agricultores de Ñuble