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Violencia Política

Señor Director:

El asesinato de Miguel Uribe Turbay debe ser una alerta roja para todas las democracias que enfrentan un aumento de la violencia política y delictual en sus territorios.

No son pocos los ejemplos de atentados contra candidatos presidenciales en nuestro continente en los últimos años: Jair Bolsonaro (2018), Cristina Fernández (2022), Fernando Villavicencio (2023) y Donald Trump (2024).

En Chile, ya se ha vislumbrado cómo ciertos grupos utilizan el amedrentamiento con fines políticos. Tal es el caso de lo ocurrido con José Antonio Kast, quien fue golpeado en Iquique en 2018; o, más recientemente, cuando muñecos de él y de Johannes Kaiser fueron expuestos colgados cabeza abajo.

A lo anterior se suman los procesos insurreccionales en distintos países, los cuales han resultado en la degradación del diálogo y de la libertad de expresión.

En nuestro país, lo ocurrido tras el 18-O es muestra de ello, pues circularon varios videos en internet en los que se veía al entonces presidente Sebastián Piñera siendo asesinado. Estos procesos no fueron repudiados transversalmente en su momento, dejando la puerta abierta para que proliferen estas prácticas violentas.

Sin duda, son tiempos complejos para la libertad de opinión y de expresión, y para para combatir estas agresiones, se debe entrar en diálogo, con pensamiento crítico y siempre haciendo valer el Estado de derecho, para que así la libertad de las personas nunca se vea mermada por la violencia de unos pocos.

Tomás Ojeda Aravena

Fundación para el Progreso

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