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Vecinos de El Quillay no cesan lucha contra malos olores de plantel porcino

Cristian Cáceres

Un paisaje de cuento de hadas con prados cubiertos de flores amarillas y violetas es el que recibe al llegar al sector El Quillay, en Chillán Viejo. Sin embargo, el olor del ambiente rompe la magia, y es la razón de las denuncias de sus habitantes, quienes apuntan a un responsable: la empresa Maxagro.

Agrícola y Ganadera Chillán Viejo S.A, propiedad de Maxagro, está a cargo de la cría y engorda de 112.800 cerdos, proceso que se lleva a cabo en dos planteles: Rucapequén 1 y 2, ubicados en el kilómetro 415 de la Ruta 5 sur.

Los residentes del sector Cumbres de Quillay realizaron constantes denuncias por olores fuertes y molestos en sus viviendas, tal como lo señala Carlos Venegas: “el olor malo es putrefacto, es como huevos podridos, este sale del efluente del líquido, del digestato. Hay días que no se puede estar afuera, pasan 10 a 15 minutos y te empieza a picar la garganta”.

Por esto, “llevamos un registro de los horarios: algunas veces durante todo el día hay olor, otras en las mañanas cuando salgo a las 7 hasta las 8 de la mañana, después de 12:00 a 13:00 horas, de las 16:00 a las 18:00 horas y en las tardes es seguro, empieza como a las 19:00 horas más o menos y se mantiene hasta las doce de la noche. Y nos agrupamos con los vecinos que vivimos en este sector, hicimos un grupo en Whatsapp y cada vez que hay olor avisamos, y obviamente estamos denunciando en la plataforma”, afirmó Carlos Venegas.

Entre las preocupaciones, están los efectos que producen estos olores, pues les generan fuertes dolores de cabezas, vómitos e incluso desmayos. “He tenido muchos problemas de cefaleas muy fuertes, vómitos, casi desmayos por el olor muy fuerte, y es siempre cada vez que hay. También, a mi hijo de cuatro años y mi hija de doce, para calmarlos, no sé qué darles”, señaló Karen Alarcón residente del lugar.

Agregó que a raíz de los olores llegan moscas, que es un problema de todo el sector. Es tanto que han tenido que clausurar puertas y ventanas con cinta y silicona, afirmó la vecina. “Es asqueroso, no puedes salir a comerte un pedazo de carne asada que se llena todo de moscas, hay que comer antes que ellas, no se puede servir un vaso de bebida que las moscas caen adentro”, aseguró Alarcón.

Principalmente, los habitantes del sector se basan en Ley 19.300, y aseguran que “ésta establece un marco general de regulaciones de derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, entonces, estamos hablando de que esta ley no está rigiendo en este sector, ellos, como empresa, no están cumpliendo esta ley”, recalcó el vecino Alejandro Vega.

Denuncias y fiscalizaciones

La suma de las denuncias -iniciadas desde 2018 por los miembros del sector Cumbres de Quillay- y la insistencia de los vecinos de la situación, llevó a que Maxagro fuese fiscalizado por la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) en repetidas ocasiones, razón por la cual habilitó una estación de registro continuo de olores ofensivos y calidad de aire.

Durante 2021, entre enero y octubre, se realizaron 36 denuncias por malos olores referentes a la empresa Maxagro, por parte de vecinos del sector, quienes se encuentran a 700 metros al norte de las áreas de riego con digestato del plantel porcino, a 1.500 metros de las unidades de engorda y a 1.700 metros de los biodigestores.

Cristian Lineros, jefe regional de la SMA Ñuble, sostuvo que “los planteles de engorda, dentro de la bibliografía, son unidades productivas que están sujetas a la generación de olores molestos. De las visitas que hemos analizado, uno de los temas es el proceso de riego que es básicamente con todos los purines (excremento y orina) que ellos tratan en su sistema de biodigestores y después lo aplican como mejorador de suelo. Y de la bibliografía que estamos revisando específicamente, los dos planteles que tiene Maxagro, sería uno de los pocos en el país que estarían aplicando el digestato sin dilución en agua”.

“Un plantel, también, tiene otras fuentes de generación de olor que hay que estar monitoreando, como lo es el proceso de biodigestión, unidades de almacenamiento transitorio -porque los purines se acumulan y después se bombean al biodigestor-”, agregó el profesional.

De acuerdo a todos los datos recopilados por la SMA, en su resolución del 18 de octubre se señaló que “el proyecto no tiene la capacidad de generar las condiciones adecuadas para evitar provocar la existencia de malos olores calificados como molestos por los vecinos del sector norte del proyecto”.

Por tanto, señaló una serie de medidas para aplicarse dentro de 15 días; entre ellas se mencionan: presentar un programa de control de aplicación del digestato y un programa de manejo de olores donde se señalen las medidas químicas y no químicas aplicadas en la temporada de riego con digestato, realizar una evaluación por olores molestos en la población; presentar un proyecto de propuesta de dilución del efluente derivado de digestato, con el fin de tender a bajar la carga orgánica y olores derivados de su condición actual; entre otras.

Problema histórico

El problema de los olores ofensivos provenientes del criadero de cerdos viene desde que éste se construyó en la década del 80 y recibió el nombre de Friosa, hasta que en 2014 esta fue adquirida por Maxagro.

El presidente del Comité Medio Ambiental de Chillán Viejo y residente por más de una década del sector Quilmo Bajo, Ulises Lari, recordó que “llegué hace 12 años y teníamos el problema de los malos olores, que se inicia a mediados de septiembre y termina a mediados de marzo”.

En ese entonces, agregó, “se hicieron numerosas denuncias, nunca nos tomaron mucho en cuenta hasta que con el paso de los años se incorporó más gente, pero al preguntarle a la gente cómo podían soportar esto, me decían que es lo que nos tocó vivir. Nunca conocimos a ningún ejecutivo de Friosa y la empresa se escudaba en el hecho de que daban trabajo”.

Estos olores molestos, cuando su intensidad es muy fuerte, han llegado a Chillán Viejo. “La convivencia entre el plantel porcino de Maxagro y los vecinos será cada vez más difícil y compleja. Por una parte, la empresa ha hecho inversiones para mejorar su proceso productivo incorporando biodigestores (aunque no ha logrado los resultados que se esperaban en relación a los malos olores) y al mismo tiempo, ha ampliado sus instalaciones y duplicado la cantidad de cerdos; y por otra parte, todo este sector rural de Chillán Viejo se está poblando aceleradamente, producto de loteos no planificados, los que están contribuyendo a agravar este conflicto”, advirtió Lari.

Texto: Antonieta Henríquez

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