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Vargas Llosa: El Grande

Señor Director:

No dejarán de brillar sus letras entre las mejores de la lengua española. No dejará de iluminar su pensamiento entre los más intensos de su tiempo. No dejará de oírse una de las voces más sonoras y valientes por la libertad. No dejará de brillar su estrella porque vino al mundo para señalar caminos y sembrar esperanza.

Acaba de morir Mario Vargas Llosa, uno de los grandes del mundo. Me disponía a dormir cuando escuché la noticia. Me levanté conmovido, fui lentamente a buscar un vaso de vino y me aproximé a su retrato. Como siempre ocurre cuando parte un grande, uno se pregunta por qué estos genios no son inmortales. Es tanto el bien que hacen a la humanidad que uno quisiera que no se murieran nunca. Mientras miraba el retrato, desfilaron por mi mente sus grandes novelas, sus alegatos por la libertad, su coraje para enfrentar a los falsos ídolos y desnudarlos en la Plaza pública, llamar tirano a los tiranos de izquierda o derecha porque para Mario no había lugar para la impostura, distinguir entre la paja y el grano del formidable progreso de nuestro tiempo, pero denunciar sin complejos la cultura como espectáculo que se ha venido instalando.

Preguntó una vez “¿Cuándo se jodió el Perú?”. En rigor, ni el Perú ni la humanidad se joderán para siempre mientras haya grandes como Mario que, con la honda de David, se enfrentan a los males. Bebí un trago largo, agradecido de haber vivido en tiempos de Vargas Llosa, seguro que su estrella no se apagará jamás.

Alejandro Witker

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