Señor Director:
En febrero, la mayoría sale de vacaciones y, al pensar en esa palabra, se nos vienen muchas imágenes a la mente: viajes, playas, bosques, etc. Por lo general nos tomamos vacaciones porque estamos cansados físicamente, lo cual es fácil de identificar, sentimos el cuerpo más pesado, cada vez cuesta más levantarse y abundan los bostezos. Pero ¿sabemos identificar el cansancio emocional?
El cansancio o agotamiento emocional es un estado de ausencia de energía y falta de motivación, habitualmente ocasionado por una sobrecarga de esfuerzo psíquico. Quienes lo padecen sienten una disminución de sus recursos emocionales, problemas de sueño e, incluso, baja autoestima acompañada de tensión y frustración. Esta sobrecarga de emociones se produce comúnmente cuando hay cambios importantes, problemas sin resolver o situaciones abrumadoras ¿Qué podemos hacer?
Primero, debemos tomar conciencia de nuestras emociones y trabajar en nuestra relación con ellas, intentar entender de dónde provienen. De ahí nacen las vacaciones emocionales, y no me refiero a una semana en la playa, sino a poder regalarse un espacio de silencio para descansar. Se puede probar con diferentes técnicas, no hay una mejor que la otra, sólo habrá alguna que le hará más sentido, puede darse un día para enfocarse en usted, quizás una tarde de risas con alguien que ama o, tal vez, probar técnicas de relajación como yoga o meditación. Conecte con sus emociones, pregúntese cómo se siente y busque formas de cuidarse. Recuerde que su mundo emocional también debe parar de vez en cuando para retomar fuerzas y seguir adelante.
Mg. Natalia Aguayo-Verdugo Académica de Enfermería USS