Señor Director:
Para nadie es sorpresa que los resultados de la medición PISA no sean alentadores. Estos días hemos leído columnas positivas y otras negativas, siendo ambas con fines más políticos que académicos y/o técnicos. Lamentable.
La medición internacional que representa PISA es para homologar políticas y estándares educativos, desde organismos supranacionales, llámese OCDE, UNESCO o Banco Mundial. Todos ellos apuntando a la llegada de un lugar común sin mediar las grandes diferencias entre los países.
Y hoy, en un Mundo post pandemia, donde las brechas formativas aumentaron, no sólo por un menor desarrollo cognitivo de los niños, niñas y adolescentes, sino también por el empeoramiento de la salud mental, tanto de los y las estudiantes como de los padres, madres y docentes.
Dicho esto, tener un descenso en los resultados 2022 era esperado, pero se esperaba un descenso incluso mayor, por lo que el resultado es una evidencia más positiva de lo que se esperaba. Sin embargo, lo preocupante es el estancamiento de una década en resultados. Chile hasta el 2013 era el país que más crecía en resultados PISA, pero los motivos y razones de su estancamiento aún no han sido debelados. Y esto sí es más preocupante, porque a pesar de liderar los resultados de América Latina y ver que la brecha de aprendizaje es menor a la esperada, seguimos repitiendo el nivel alcanzado sin superarnos a nosotros mismos lo que es evidencia de una ausencia de innovación o de al menos un sobre esfuerzo como sistema educativo y sus políticas para mejorar los aprendizajes.
Dr. Eliseo Lara Órdenes
Director Pedagogía en Educación Media UNAB