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“Una preocupación democrática”

Señor Director:

La elección de José Antonio Kast como Presidente de la República merece una reflexión que va más allá de la legítima discrepancia programática, pues, por primera vez desde el retorno a la democracia, una persona que ha reivindicado abiertamente la dictadura accede al sillón de O’Higgins.

Es posible que la institucionalidad democrática modere el ímpetu radical de un gobierno de extrema derecha. Sin embargo, la democracia es algo más que reglas electorales y contrapesos institucionales: es también un acuerdo básico sobre aquello que, como sociedad, consideramos inaceptable.

Uno de esos consensos fundamentales es el respeto irrestricto por los derechos humanos y, cuando la máxima autoridad del país ha cultivado de forma consistente una mirada complaciente sobre un régimen que los vulneró sistemáticamente, ese acuerdo se debilita y, con ello, el ethos democrático se pone en riesgo.

Proteger la democracia exige algo más que respetar procedimientos. Exige también un compromiso explícito e inequívoco con la dignidad humana. Es aquí donde el triunfo de Kast plantea una preocupación grave: la posibilidad de que, desde la investidura presidencial, se relajen los límites morales que una sociedad democrática debería considerar infranqueables, volviendo socialmente aceptables ideas incompatibles con la democracia.

Álvaro Muñoz Ferrer

Doctor en Filosofía

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