Una cárcel que puede ser más que rejas

Señor Director:
La palabra “cárcel” suele arrastrar sombras: castigo, encierro, abandono. Pero Ñuble tiene la oportunidad de darle otra piel. Ubicada entre Bulnes y Chillán Viejo, por su conectividad, una cárcel regional puede dejar de ser un simple depósito de condenados y convertirse en una pieza estratégica de desarrollo. La diferencia está en la mirada: si se proyecta con miopía, será problema; si se planifica con justicia territorial, puede ser motor.
La propuesta es clara: un terreno amplio, blindado por una ordenanza municipal que impida el nacimiento caótico de villas alrededor y, en su lugar, levante un Parque Industrial. Que la comuna donde se instale no solo cargue con el estigma, sino reciba regalías tangibles: 40% de mano de obra local en la construcción y, durante al menos cinco años, un 30% de ventaja en licitaciones para proveedores de la comuna. Eso se llama compensación justa, no limosna.
Las ventajas son palpables: un polo económico rodeado de industria, más de mil funcionarios de Gendarmería con sueldos superiores a la media, dinamizando comercio y servicios. La desventaja, si no se actúa, es la proliferación de villas vinculadas a internos: el germen de un problema social que debe evitarse con planificación seria.
Esto no compete solo a Justicia. También a Obras Públicas, Economía, Vivienda, Hacienda y Energía. Porque una cárcel regional no debe ser castigo para la comuna que la reciba, sino una inversión en su futuro.
Ricardo Rodríguez Rivas
Magister en Gobierno y Gestión Pública