Señor Director:
En mi condición provinciana de alumno liceano, mi curso fundó el año 1944 un liceo nocturno, como legado a las generaciones futuras. Uno de nuestros alumnos fue René Medina Parra, un carabinero raso de Colliguay y Confluencia que necesitaba cursar hasta cuarto año para postular al curso de Oficiales. Lo hizo, partió a Santiago, ingresó a esa Escuela y se tituló de Oficial. Pero René aspiraba a ser abogado y compartiendo ambas funciones, se tituló. Un día, por una diligencia tuve que viajar a Chillán para obtener copia de unas escrituras y al ir al Conservador de Bienes Raíces supe que René era el Conservador. Gran alegría cuando él me dijo: “Colega, gracias al Liceo Nocturno que ustedes fundaron, pude alcanzar mis metas”. Yo le contesté: “No, mi amigo René, fue tu esfuerzo personal el que lo logró, nosotros apenas les dimos el empujoncito inicial”
Años más tarde y acordándome de este nuestro ex alumno, hice algunas averiguaciones, encontrándome con la noticia de que él había fallecido ya. Ese hecho me impulsó a continuar mi investigación sobre la suerte de mis ex condiscípulos del sexto año de humanidades de 1944, fundadores del Liceo Nocturno y de cuarenta compañeros que éramos de ese curso, ubiqué sólo a dos: Augusto Abatto y al Dr. Eduardo Espejo Palavecino a quienes les di a conocer mi interés de hacer una reunión-comida con los ex condiscípulos, me dijeron que esa reunión habría que ir al cementerio a realizarla, pues la mayoría ya habían fallecido.
Hoy, contando yo con 96 años y que el 11 de abril próximo cumpliré los 97, escribiendo y publicando mis ocho libros, que es lo único que hoy hago, me siento como Toribio el Náufrago preguntando por mis amigos y ex condiscípulos de ese recordado 6° año de humanidades del año 1944, de nuestro Liceo de Hombres de Chillán.
Washington Sandoval Gessler