Yago Mardones Neves (47 años), de El Carmen, es un emprendedor que, pese a las dificultades, no se rinde y sigue proyectando desafíos con ideas que han surgido a partir de la identificación de oportunidades de negocio. Y si bien su primera apuesta con la producción de hongos ostra y shiitake no fue lo que esperaba, hoy está cosechando éxitos con dos líneas de productos saludables desarrolladas por su pyme Sabrochile: avena y agua purificada.
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Pequeño hortalicero y técnico agrícola de profesión, trabajó en la década del 2000 en los Prodesal de El Carmen y San Ignacio, así como también en el SAG, hasta que en 2011 decidió independizarse, iniciando un camino que ha podido recorrer gracias al apoyo de su esposa, Sandra Rodríguez Moreno, quien es su socia y madre de sus dos hijos.
“Trabajé 11 años (2001-2011) con hongos comestibles, y ensayos con la Universidad Austral durante tres años”, recordó, sin embargo, reconoció que el negocio no prosperó: “La gente estaba más acostumbrada a comer más carnes que setas”. Su interés surgió porque “el municipio (El Carmen) tenía un convenio con Japón, vino un agrónomo de ese país y trabajó con un grupo de personas de la comuna, ahí aprendí y me gustó, construí una sala de producción de hongos en nuestro campo, y si bien se vendieron, fueron bajas cantidades; y con lo que no se vendía, hacíamos empanadas y la gente pensaba que eran de carne”.
Hasta que “en 2011 me independicé, seguí trabajando en el campo y buscando nuevas ideas, pensando en aprovechar alguna materia prima de la zona y agregarle valor”, relató.
“Hay que atreverse”, reflexionó, destacando que estaban “las ganas de trabajar” y la experiencia, especialmente las caídas. Así fue como llegó a la avena, un cereal que no era muy popular en Chile en comparación con otros países, como Colombia, de donde trajo la idea -su esposa es colombiana-, pero que, por sus beneficios para la salud ha ido ganando más consumidores.
Comenzó a comprar avena a molinos locales y a desarrollar productos como las hojuelas y la avena molida saborizada a partir de 2013, sin azúcar y sin saborizantes artificiales, hasta que un año después, “en 2014 hicimos la constitución formal de la empresa con el nombre de Sabrochile”, y subrayó que en ese primer año hizo estudios de mercado, testeó los productos y las variedades de sabores para conocer la aceptación del público.
Partió con una distribución acotada que fue extendiendo a almacenes de varias comunas de la región, incluida Chillán, y en 2018 firmó un contrato comercial con Unimarc en el marco del programa “100% Nuestro”, lo que le permitió aumentar la producción y las ventas. Ese año recibió apoyo del Indap para la construcción de la bodega de productos terminados.
Estaba cosechando los frutos de su esfuerzo, de hecho, en 2020 logró el primer lugar regional en la quinta versión del concurso Desafío Emprendedor, del Banco de Chile. Pero llegó la pandemia.
“Le entregamos avena a Unimarc hasta marzo de 2020, porque al producirse la pandemia, nosotros dejamos de trabajar por el riesgo de contagio: era riesgoso tener a un grupo de personas trabajando en nuestras instalaciones, que son muy pequeñas”, argumentó.
Vielys
Detener la producción no significaba dejar de emprender: ese año le dio forma a una idea que tenía desde 2018: producir agua saborizada, aprovechando “la buena calidad de las aguas de nuestra zona, con bajos niveles de metales”, extraída de fuente subterránea.
Previamente, en 2019, había tomado un crédito, lo que sumado al apoyo familiar, le permitió concretar la construcción de una nueva sala de procesos para la elaboración de productos líquidos. “Aprovechamos ese tiempo en el trabajo que hicimos en la nueva sala; debíamos obtener la resolución sanitaria”, relató.
Subrayó que “el agua es un elemento vital, todo el mundo toma agua, la tendencia va hacia productos más saludables, es así que nosotros saborizamos nuestras aguas con esencias naturales, no utilizamos saborizantes artificiales ni colorantes, a diferencia de la competencia”.
Así, en 2020 se adjudicó recursos del fondo Crece, de Sercotec, que le permitieron comprar insumos y equipos; y en junio de 2021 comenzó a producir y embotellar el agua Vielys, que “ha tenido buena aceptación, le ha gustado a la gente, justamente porque tiene un sabor natural”.
Detalló que cuenta con cuatro trabajadores y vende a través de pequeños supermercados y almacenes de la región. En abril pasado retomó la producción de avena y ya está en negociaciones con Unimarc para colocar sus botellas en las góndolas. En ese contexto, reconoció el apoyo que ha recibido del Centro de Desarrollo de Negocios de Sercotec en Chillán a partir de junio.
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