Señor Director:
En su mensaje al país, el Presidente de la República expresó su deseo de que el “… 4 de septiembre, se inicie un camino de cambios y reformas que permitan no solo el reencuentro entre los chilenos y chilenas, sino que además instale los pilares de un Chile con más justicia, más equidad, más dignidad y con una mejor y más amplia democracia”. Pienso que nadie podría estar en desacuerdo con este anhelo presidencial; el problema es que el texto constitucional propuesto no reúne las características para encaminar a la sociedad chilena en esa dirección. Es un texto que divide en lugar de propiciar el reencuentro y la unidad; desvirtúa la identidad nacional introduciendo nociones ajenas a nuestra realidad, e inocula en nuestro ordenamiento el germen del separatismo.
Además, sus disposiciones violentan el principio de la igualdad ante la ley creando estatutos de privilegio para grupos determinados, colocan en entredicho las prerrogativas de la mayoría exaltando a las minorías, concentran el poder político sin suficientes contrapesos y desdibujan la independencia del Poder Judicial. La propuesta descarta la idea de que el Estado debe estar al servicio de la persona y del bien común, y en cambio describe un modelo en que lo estatal invade y acapara ingentes ámbitos de acción amagando la iniciativa de las personas, grupos y organizaciones. Es un texto, en suma, que delinea un sistema sociopolítico y cultural precariamente democrático, que no favorecerá ese reencuentro e integración entre los chilenos, que buenamente ambiciona el Mandatario.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Abogado