Último round: debate Jara-Kast, luces y sombras a días del balotaje

El martes por la noche, los chilenos presenciaron el último cara a cara entre Jeannette Jara y José Antonio Kast, organizado por Anatel, a solo días del balotaje del 14 de diciembre.
La cita tenía todo el peso de lo simbólico: era la última oportunidad pública para exponer sus proyectos, convencer a los indecisos, y estrechar los márgenes de una contienda que estrenará en el país la inscripción automática y el voto obligatorio en una Presidencial.
El debate, dividido en nueve bloques temáticos, abordó los asuntos que hoy polarizan al país: seguridad ciudadana, migración, economía, pensiones, gobernabilidad, relaciones internacionales, salud, educación y corrupción.
Desde los primeros minutos, Kast impuso un tono confrontacional. Con firmeza, cuestionó a Jara como continuadora del gobierno actual, marcando la consigna “continuidad v/s cambio”. En varios pasajes, buscó vincular a su rival con lo que consideró negligencias del Ejecutivo, al tiempo que presentó su plan como “una alternativa de orden y seguridad para un país convulsionado”.
Jara, por su parte, intentó mantener un equilibrio: al inicio, moderada; frente a la ofensiva de Kast, subió el tono. Repitió sus propuestas de Estado social: pensiones dignas, derechos laborales, políticas sociales y reformas estructurales. Pero también respondió con fuerza a las acusaciones, cuestionando lo que definió como ambigüedades y promesas vacías del adversario.
“Diálogo de sordos”
Debido al cruce encendido y varios momentos de tensión, el clima fue, en muchos pasajes, de diálogo trabado. Las acusaciones mutuas, el tono áspero, las cifras discutidas y las críticas sobre ética y continuidad solaparon muchas de las propuestas.
Más que un debate programático, se convirtió en un choque de acusaciones -un diálogo de sordos, en palabras de algunos analistas- que dejó incertidumbres sobre medidas concretas para los temas que más preocupan al electorado: seguridad, migración, economía y bienestar social.
Kast logró mostrarse más sólido que en debates anteriores. Su discurso resonó entre quienes priorizan orden, control migratorio y mano dura ante la delincuencia. Para muchos, apareció como la carta más firme de la jornada. Sin embargo, su ofensiva careció de precisión en propuestas sociales, y muchas de sus afirmaciones fueron cuestionadas por falta de sustento.
En ese sentido, su performance no despejó todas las dudas que algunos sectores del electorado aún mantienen.
Para Jara, el balance deja sensaciones encontradas: logró visibilizar su enfoque social y contrastarlo con la narrativa de seguridad de Kast, pero no consiguió articular con claridad un programa convincente que despeje el escepticismo de quienes temen un giro radical. A pesar de sus esfuerzos, no consiguió “abrir flancos” lo suficientemente amplios como para modificar de forma dramática el escenario electoral.
Así, el debate de Anatel cerró con luces y sombras para ambos candidatos: reafirmaron sus identidades políticas y sus bases electorales, pero dejaron al electorado con dudas sobre lo concreto.