Habitualmente el foco de la inversión y de las políticas urbanas en Chile se resuelve en función de las tres grandes conurbaciones: Santiago, Viña-Valparaíso y Concepción.
Sin embargo, hay al menos otras 20 ciudades a lo largo de Chile, que tienen entre 100 mil y 250 mil habitantes, y que aún son urbes donde se pueden hacer las cosas bien y no repetir los errores de las grandes capitales. Chillán es una de ellas.
Son las llamadas “ciudades intermedias”, que son habitualmente mucho más amigables, más integradas socialmente, más mixtas en términos de usos y aún presentan una estructura física saludable.
Los problemas de conectividad, integración y calidad ambiental, son abordados en forma paliativa en las grandes urbes, sin embargo, en las ciudades intermedias existe la oportunidad de atajarlos tempranamente para eliminarlos o aminorarlos radicalmente.
Sin embargo, esta oportunidad que representan las ciudades intermedias está lamentablemente bajo amenaza y corremos contra el tiempo. Ciudades como la nuestra, lo mismo que Talca, Los Ángeles y Temuco, ya presentan problemas serios de orden territorial y de conectividad, dada su expansión poco planificada.
De la misma forma, la contaminación del aire es tema central, en todas y la excesiva concentración de ghettos sociales es un asunto preocupante en Talca, Temuco y en Chillán, donde el sector sur oriente es un monumento a la mala planificación residencial.
Tales problemas desde hace tiempo vienen siendo identificados en estas mismas páginas, lo mismo que sus posibles vías de solución. En tal sentido, una hoja de ruta para el trabajo conjunto de los municipios de Chillán y Chillán Viejo para abordar asuntos como la contaminación y el colapso vial es un asunto impostergable, pues los desafíos de ambas comunas son prácticamente los mismos y solo desde la cooperación podremos hacerles frente. De hecho, la política pública alienta esta complementariedad, a través del Plan Regulador Intercomunal y de un programa de inversiones en movilidad urbana conocido como Plan Maestro de Transportes, que fue diseñado en el segundo gobierno de Bachelet, tuvo avances en la administración de Piñera y en ésta debe continuar.
Si bien el desarrollo de mayor envergadura y la contribución al PIB se concentra todavía en Santiago, Valparaíso y Concepción, a más de 40 años de la implementación de la regionalización, las ciudades intermedias están cada vez más activas, más mixtas y complejas, y por lo mismo más atractivas para vivir en ellas.
Todo lo descrito debiera hacer que el actual Gobierno -que ha declarado latamente su vocación descentralizadora- mire con detención a las ciudades intermedias y reenfoque parte importante de sus energías en diseño urbano y planificación de calidad para ellas. Una mala planificación y diseños poco adecuados o centralistas podrán dañar irremediablemente elementos positivos y a veces muy frágiles de ciudades a escala humana, como la nuestra.