La Comisión Europea propuso este jueves imponer un cargador universal para teléfonos y dispositivos portátiles en un plazo dos años, una iniciativa que encuentra la feroz oposición del gigante estadounidense Apple en defensa del mecanismo de conexión de su modelo iPhone.
Se trata de una agria batalla por un estándar industrial que respete el derecho de los consumidores y que se arrastra desde el año 2009, cuando comenzó la búsqueda de un formato unificado para teléfonos y dispositivos portátiles, como los tablets.
“Los consumidores europeos ya han estado frustrados bastante tiempo con los cargadores incompatibles que se acumulan en sus cajones”, dijo este jueves Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión Europea, al lanzar la propuesta.
“Le hemos dado a la industria abundante tiempo para que llegue a soluciones propias, ahora llegó la hora de una acción legislativa por un cargador común”, añadió.
La propuesta podrá tener un efecto transformador en la industria, ya que la UE representa un mercado de 450 millones de consumidores.
En la actualidad, la absoluta mayoría de los smartphones y tablets utilizan tres puertos de carga: micro-USB, que tienen la mayoría de los teléfonos, el puerto USB-C, una conexión más reciente, y el sistema Lightning, de Apple.
La propia Apple comenzó tímidamente a utilizar el formato USB-C en algunos dispositivos, pero su producto estrella, el teléfono iPhone, utiliza un cargador con conexión específica, informó agencia AFP.
De acuerdo con la UE, los consumidores europeos gastan anualmente unos 2.400 millones de euros (unos 2.800 millones de dólares) en cargadores individuales.
La UE había lanzado un proceso voluntario de convergencia a estándares industriales para este segmento en 2009, pero sostiene que Apple siempre se negó a sumarse.
Ese año, con la entonces popularización de los dispositivos portátiles, el mercado europeo se encontró sumergido en una abundancia de formatos y cargadores diferentes, todos incompatibles entre sí, consignó AFP.
La propuesta presentada este jueves –que aún debería ser aprobada por el Parlamento Europeo y los países miembros del bloque– ofrece a los fabricantes un plazo de transición de 24 meses para alinearse.
En una nota, Apple señaló que la firma seguía “preocupada” por los efectos de la regulación.
“Seguimos preocupados porque una regulación estricta determinando un tipo único de conector frenará la innovación en lugar de impulsarla, y eso a su vez afectará a los consumidores en Europa y el resto del mundo”, apuntó la firma.
Además, añadió Apple, el plazo de dos años podrá afectar a las empresas del sector al frenar la venta de los equipos ya existentes actualmente. En su visión, ello podría generar más “desperdicios tecnológicos”.