Por octavo año consecutivo nuestro país fue considerado el Mejor Destino de Turismo Aventura de Sudamérica. Así lo establece World Travel Awards, premio conocido como “el Oscar del Turismo”, que se suma a otros reconocimientos logrados en los últimos años por esta misma condición y que lo sitúan en un lugar privilegiado a nivel internacional.
En la Región de Ñuble, donde la naturaleza ofrece variados escenarios para el desarrollo de este rubro, la noticia es muy bien recibida por los operadores locales, quienes coinciden en el gran potencial de la zona y en la apuesta que están realizando empresarios de todos los tamaños por aumentar los flujos de turistas extranjeros con una oferta que va desde trekking y actividades de alta montaña, cabalgatas a la usanza de arrieros cordilleranos, hasta escuelas de surf, biciturismo y descensos en kayak por el río Ñuble.
Este dinamismo, sin embargo, requiere ser aprovechado responsablemente, con los debidos registros y la comunicación adecuada, aspectos que además de ser deseables para promover adecuadamente la oferta, son también muy importantes para garantizar la seguridad de los usuarios de estos servicios y la calidad de los mismos.
Pero no basta con un catastro local y páginas web para aprovechar las potencialidades, sino que se requiere una mirada estratégica para planear a futuro el desarrollo de este rubro, que a nivel mundial es valorado en US$500 mil millones, cifra que supera a la industria farmacéutica y automotriz, pero que a diferencia de aquellas no está controlada por pocas empresas, sino que por cientos de miles de pequeños operadores, que a la vez son catalizadores de desarrollo especialmente en zonas rurales.
Es, por lo mismo, una manera muy interesante de acercar los mercados internacionales a los lugares más remotos de Ñuble, ya que el gasto pro medio para un turista de aventura es de aproximadamente US$5.000 por viaje, y más del 80% de ese monto se queda en el destino, beneficiando así a los operadores locales.
Innovación, sustentabilidad, el aumento de los flujos de inversiones privadas y del financiamiento público y la promoción de los destinos, son todos factores de una hoja ruta para este rubro. De igual manera, hay que preocuparse de guiar a las comunidades rurales cercanas a las zonas con alta percepción de turismo, para que puedan aprovechar al máximo los beneficios de su ubicación y como punto central promover el turismo de poco impacto natural, que respete las áreas naturales protegidas mientras logra extraerles beneficios.
Igualmente, será importante avanzar hacia una mayor capacitación del personal que trabaja en este rubro -que hoy muestra falencias frente a otras regiones del país- para ofrecer un servicio acorde con el estatus que Chile está alcanzando a nivel global en esta área.
Por todo lo anterior, no es difícil concluir que el sector turístico de aventura es una oportunidad para la región de Ñuble que tiene mucho de virtuosa, pues no solo podría generar nuevos ingresos, sino también transformarse en un medio para promover el cuidado de nuestra naturaleza.