En sus últimos meses como presidente, Donald Trump parece querer seguir con sus planes de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán, mientras atiborra el Pentágono con funcionarios que simpatizan con él.
Trump, que buscó un segundo mandato y se niega a reconocer su derrota ante el presidente electo Joe Biden, declaró en su campaña que estaba acabando con las “guerras interminables”, y sus nuevos elegidos para el Pentágono son entusiastas partidarios de su posición.
Biden comparte ampliamente el deseo de Trump de terminar la guerra más larga de Estados Unidos, pero no tiene el mismo calendario político.
El programa de Trump ha causado alarma en algunos sectores, especialmente porque hay pocas señales de progreso en las conversaciones entre el gobierno afgano y los insurgentes talibanes.
El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, dijo que expresaría su preocupación por la precipitada retirada de Estados Unidos tanto de Afganistán como de Irak cuando se reúna con el secretario de Estado, Mike Pompeo, el lunes en París.
“No creemos que eso deba suceder”, dijo en una entrevista televisiva Le Drian, cuyo país está especialmente preocupado por el terrorismo.
El lunes pasado, Trump despidió al secretario de Defensa Mark Esper, conocido por su cautela y quien se opuso al uso de tropas contra los manifestantes del movimiento antirracista en Estados Unidos.
Pesimismo sobre Afganistán
El secretario de Defensa en funciones es Christopher Miller, un exteniente de las fuerzas especiales que tomó las riendas del Centro Nacional de Antiterrorismo hace sólo tres meses.
Y el coronel retirado del ejército Douglas Macgregor, un franco defensor de la retirada de Afganistán, fue nombrado asesor principal del nuevo secretario de Defensa.
Macgregor, a quien Trump nominó en julio para ser embajador en Alemania aunque posiblemente no sea confirmado a tiempo, expresó anteriormente su decepción por el hecho de que Trump no hubiera completado la retirada.
“El momento en que nos vayamos no hace ninguna diferencia. Todo se va a desmoronar”, dijo Macgregor sobre Afganistán hace unos meses, en una entrevista con el presentador de Fox News, Tucker Carlson, de cuyo programa Trump es asiduo espectador.
“Pero la buena noticia es que una vez que salgamos, al menos ya no estaremos subvencionando la corrupción y ya no subvencionaremos a Afganistán como motor mundial de la producción de heroína, que es en lo que se convirtió bajo nuestra vigilancia”, subrayó.
Trump no ha dado razones que sustenten los movimientos en el Pentágono, y algunos sugieren que su gobierno podría simplemente querer rellenar, en los últimos meses que le quedan, los currículos de gente que le fue leal.
Pero el senador republicano Rand Paul, crítico de la intervención militar extranjera, calificó el nombramiento de Macgregor como una señal de determinación para sacar a las tropas de Afganistán.
“Esta y otras elecciones para el Pentágono son la manera de conseguir a la gente adecuada que finalmente le ayudará a detener nuestras guerras interminables”, escribió Paul en Twitter.
Preocupaciones militares
Trump ha dicho que quiere reducir el número de soldados en Afganistán a 2.500 a principios de 2021 y ha mencionado una retirada total para Navidad, pero el liderazgo militar ha insistido en vincular cualquier retirada a un descenso de la violencia sobre el terreno.
En virtud de un acuerdo firmado en febrero con los talibanes, Estados Unidos espera salir, con ciertas condiciones, a mediados de 2021, casi 20 años después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 que desencadenaron la guerra.
El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, se distanció de la precipitada agenda de Trump, a la que llamó “especulación”.
El asesor de seguridad nacional de Trump, Robert O’Brien, rápidamente metió en cintura al máximo líder militar de Estados Unidos, argumentando que las fechas de Trump eran “la orden del comandante en jefe”.
Aunque se cuidan de no criticar abiertamente la posición de la Casa Blanca, los líderes militares dicen que no debería haber menos de 4.500 soldados estadounidenses en Afganistán sin pruebas de que los talibanes están deteniendo a los grupos yihadistas como Al Qaida.
Los militares sostienen además que una retirada ordenada -que implica a miles de soldados, equipos, armamento pesado y vehículos- no puede hacerse para el 20 de enero sin dejar atrás material militar que podría caer en manos enemigas.
Paul rechazó estas preocupaciones, argumentando que “sólo hay un comandante en jefe”… Trump.
“Cuando ordene a las tropas que salgan de Afganistán, la única respuesta adecuada es ‘Sí, señor'”, subrayó.
El director de políticas del Pentágono, el tercer funcionario en importancia, renunció un día después del despido de Esper y fue reemplazado por un firme partidario de Trump, Anthony Tata.
El general de brigada retirado es un comentarista de Fox News conocido por sus tuits contra el Islam y por llamar “líder terrorista” al expresidente Barack Obama, quien como comandante en jefe autorizó la incursión que abatió a Osama bin Laden.