El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a Irán con “represalias importantes” y a Irak con grandes sanciones el domingo después de una votación parlamentaria en Bagdad a favor de expulsar a las tropas estadounidenses de ese país.
Desde el asesinato el viernes del general Qasem Soleimani, arquitecto de la estrategia iraní en Oriente Medio, y de Abu Mehdi Al Muhandis, número dos de la coalición de paramilitares pro-Irán Hashd al Shaabi, el mundo teme un conflicto.
En el Air Force One que lo trasladó de regreso a Washington después de dos semanas de vacaciones en Florida, el inquilino de la Casa Blanca no ha hecho nada para calmar estas preocupaciones.
Por un lado, Teherán clama “venganza”. Por otro, el presidente estadounidense, Donald Trump, amenaza con destruir 52 objetivos iraníes, tantos como el número de rehenes que durante más de un año hubo en la embajada estadounidense en la capital iraní en 1979.
El domingo por la noche, como había ocurrido en la víspera, varios cohetes impactaron cerca de la embajada estadounidense en Bagdad, en la Zona Verde, sin causar víctimas, según testigos.
Desde hace más de dos meses, decenas de proyectiles han caído en zonas donde se encontraban diplomáticos y militares estadounidenses en Irak, y hasta la fecha mataron a un contratista estadounidense, a finales de diciembre.
Los asesinatos de Soleimani y de Al Muhandis han generado un inusual consenso contra Estados Unidos en Irak, país escenario desde hace meses de protestas contra la corrupción gubernamental y la injerencia de Irán.
En el Parlamento, ante la ausencia de los diputados kurdos y de la mayoría de diputados sunitas, numerosos representantes corearon “¡No a Estados Unidos!”.
Tras la decisión parlamentaria, Trump amenazó a Irak con sanciones “muy grandes” si obliga a las tropas estadounidenses a abandonar su territorio.
“Harán que las sanciones contra Irán parezcan casi débiles”, agregó.