Señor Director:
El 1 de junio pasado en el Congreso Nacional durante casi un minuto se produjo un aplauso cerrado y transversal. El Presidente de la República informaba su decisión de avanzar en el tren Valparaíso-Santiago, anhelo ciudadano y compartido, que lleva décadas en espera. Con ello, entregaba su mirada ferroviaria de país.
Tras su ocaso en los 80, nuestro país ha ido apostando -primero tímidamente, pero cada vez con mayor decisión- por los trenes producto de sus múltiples beneficios. Esto exige una visión de Estado clara, pues se trata de proyectos de largo aliento que trascienden gobiernos, y así lo hemos entendido, tomando la posta que recibimos, y añadiéndole nuestro propio sello. Es por ello que, con orgullo, podemos afirmar que nuestro país cuenta con esa visión.
El plan “Trenes para Chile” contempla una serie de iniciativas en distintas regiones, focalizadas en desarrollar trenes de cercanías que progresivamente permitan ir conectando al país, potenciando una movilidad eficiente, sustentable y de calidad en las grandes zonas urbanas. La meta más inmediata es triplicar la cantidad de pasajeros transportados, pasando de 50 a 150 millones, y duplicar la capacidad de carga al 2027. Estos objetivos se concretan también con otros proyectos como Melipilla-Santiago, Batuco-Santiago, San Carlos-Chillán, Temuco-Padre Las Casas y varios otros donde se observan avances sustantivos.
El compromiso que como país y gobierno tenemos con el desarrollo ferroviario es indiscutible, pues permite progreso y equidad social y territorial. Ofrecer una mejor conectividad y movilidad apunta directamente a mejorar la calidad de vida de las personas y los trenes están en el centro de nuestro compromiso.
Juan Carlos Muñoz Ministro de Transportes y Telecomunicaciones