Señor Director:
¿Sería sorpresa si dijéramos que los padres somos los principales responsables de que los niños crean que las matemáticas son difíciles? Uno de los errores más comunes, frente a las dificultades de los pequeños en esta materia, es decirles que también “éramos malos en matemáticas”. Diversos estudios indican que esto se acaba convirtiendo en una profecía autocumplida, también llamado Síndrome de Pigmalión, y que los hijos creen que están, de alguna manera, predispuestos genéticamente a fracasar. Asimismo, decirles que es compleja, aburrida, o que jamás la van a entender, que con sacarse un azul es suficiente para pasar, les hunde la autoestima y los categoriza entre los que son hábiles y los que no. ¡Todos los niños pueden dominar las matemáticas! Eso lo vemos cada día en nuestros miles de alumnos, que están repartidos por 100 países del mundo.
Es importantísimo que los padres de los escolares de hoy, de niños pequeños y más grandes, comprendan que las matemáticas serán clave para la calidad profesional futura de sus hijos. Las carreras, como las conocemos hoy, están evolucionando y van a tener, como base, la ciencia, la tecnología, las matemáticas y la ingeniería. Lo que nosotros vivimos o la forma en la que nos enseñaron no es relevante, las dificultades que enfrentamos, las trancas heredadas, también de nuestros padres y profesores, no tienen por qué definir nada. No los condenemos a ser menos de lo que pueden ser. Si dominan las matemáticas, llegarán más lejos.
Javier Arroyo