Señor Director:
Respecto a la polémica suscitada por el uso de TikTok, se entiende el temor de Estados Unidos por facilitar en bandeja la entrega de un arma política a China. Digo un arma porque así como las aplicaciones mejoran la vida de las personas, también pueden convertirse en un recurso de este tipo para una nación; las plataformas son capaces de recopilar una gran cantidad de información, por lo que influenciar a sus usuarios en juicios y tomas de decisiones es algo relativamente fácil.
Desde esa premisa, la orden ejecutiva emitida por el gobierno estadounidense toma cierta validez en exigirle a ByteDance, propiedad de TikTok, vender el negocio chino a empresas locales para seguir operando en ese país. Trump ve en la aplicación una amenaza para la seguridad nacional, donde su única certeza es que la información capturada no va a empresas locales, sino a un gobierno extranjero al cual no le tiene ninguna confianza.
Y pese a que en la última audiencia la justicia de Estados Unidos falló –momentáneamente- a favor de los abogados de TikTok, quienes aseguraron que la compañía no comparte datos con las autoridades chinas y que Trump solo pretende restringir libertades de expresión, aún queda en el aire una cierta inocencia no comprobada de TikTok. Esta aplicación al igual que otras redes sociales, como Facebook e Instagram, basan su negocio en capturar información de las personas para luego rentabilizarla, venderla o cualquier otro propósito.
Nicolás Silva
Director de Tecnología de Asimov Consultores
