Señor Director:
En torno a la discusión sobre el valor de los útiles escolares y requerimientos de marcas que harían algunos colegios, conviene separar el caso de los textos de estudio, que no son lo mismo que la marca de lápices o cuadernos, porque orientan el aprendizaje completo de un ramo. Lo que sí resulta inadmisible es que algunas editoriales insistan en vender packs de textos junto a los libros de ejercicios, impidiendo comprar solo este último.
Muchos recuerdan con nostalgia aquellos tiempos en que los libros de los hermanos mayores se iban heredando a los que seguían más abajo. Qué alivio para los padres. Hoy, en cambio son unos $300 mil por niño en un colegio particular y si es bilingüe, aumenta, porque los libros son importados.
Si al menos el actual nivel de la educación llegara a la mitad de lo que antes era, pero claramente no es así. Con bastantes menos gastos, en aquella época se lograba mejor vocabulario y sintaxis, mayor nivel de lectura y bastante más respeto al condiscípulo, al profesor y a los propios padres. En algunos casos, sí corre el dicho de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”
Juan Olivares