Señor Director:
Recientemente el ministerio de Educación publicó el protocolo 2022 de medidas sanitarias para el regreso a clases presenciales, las que ahora son sin restricciones de aforo y retomando la jornada escolar completa. Eso como lo novedoso, pues el resto es lo ya conocido: ventilación de las salas, uso de mascarilla, lavado de manos, distanciamiento físico (aunque ahora solo “dentro de lo posible”), evitar el contacto en los saludos, entre otros.
Pero falta la que todos esperábamos fuera la principal novedad: testeo recurrente en los alumnos y funcionarios. Como indica la evidencia empírica, esta es una forma eficaz de combatir la propagación del virus, el resto es solo asumir una tasa altísima de contagios como parte del retorno al aula. Según el mismo protocolo del ministerio, el llamado es a practicarse una prueba de antígeno o PCR en caso de presentar un síntoma asociado a la enfermedad. ¿Por qué no hacerlo antes?
Testear, trazar y aislar es el camino que tenemos para enfrentar cepas de alta contagiosidad como ómicron y las que eventualmente surjan en el futuro. No podemos arriesgarnos a que una explosión de casos como la que hemos vivido recientemente, con una positividad cercana al 30%, vuelva a colapsar los recintos hospitalarios.
Un plan nacional de testeo permanente en colegios, tanto públicos como privados, sería una potente señal para potenciar una herramienta que ha demostrado ser efectiva. Aún es tiempo de reaccionar y evitar lamentos posteriores.
Jorge Welch
Cofundador de Happ