Terremoto de Chillán 2.0
Share This Article
El terremoto de Chillán de 1939, ocurrido exactamente a las 23.30 horas de una cálida noche de Enero, destruyó literalmente la ciudad, dejando en pie menos de una decena de edificios.
No ha sido el de mayor intensidad de la historia de Chile, pero si el más destructivo material y humanamente. Se habla de alrededor de treinta mil personas fallecidas, de las cuales solo fueron identificadas 5.685 víctimas.
La destrucción dantesca ocurrida fue fruto de la acción de la naturaleza.
Chillán es una ciudad que esta o estaba sobre vegas, debajo de ella hay napas de agua muy superficiales, ello explicaría la violenta destrucción de la ciudad, la que se movió como si fuera una batea llena de agua. Era una bella ciudad con construcciones de ladrillo y adobe, con reminiscencias neoclásicas, en algunos casos como la catedral y otros edificios públicos y privados.
De la destrucción total emergió una ciudad completamente distinta, que sólo conservó el trazado urbano de Carlos Lozier, el francés que diseño la ciudad en 1835.
Esto lleva a muchos a afirmar que en 1939 Chillán tuvo una quinta refundación.
La naturaleza destruyó Chillán, pero la ciudad aprovechó la oportunidad, la arquitectura modernista que se instalaba en el mundo de la mano de la escuela Bauhaus, en Alemania, tuvo en Chillán un espacio para desarrollarse en plenitud.
El Estado y los mejores arquitectos y constructores de Chile (entre ellos Tibor Weiner, arquitecto húngaro alumno de la Bauhaus), se hicieron presente en la ciudad y la reconstruyeron en pocos años.
Chillán se transformó en una verdadera fábrica de edificios, arquitectos, constructores y obreros transitaban incesantemente por las calles, en medio de andamios, cemento y fierro, construyendo la nueva ciudad. Mientras tanto un afamado muralista mexicano, David Alfaro Siqueiros, encerrado en la biblioteca de la Escuela México, pintaba los mejores murales de su vida.
La ciudad se reconstruyó en pocos años, en una formidable muestra de eficiencia del Estado y también del mundo privado, y de los obreros, aprendices y maestros del oficio de construir. Esta vez fueron las estructuras de hormigón armado propias del modernismo arquitectónico, las que permitieron que la ciudad resistiera sin mayores problemas los terremotos de 1960 (21 y 22 de mayo) y el mega terremoto del 2010.
Por momentos, pareció que vivíamos en una ciudad indestructible, pero la realidad no es así, lo que no ha sido capaz de destruir la naturaleza, lo está haciendo paulatinamente el ser humano. Para ello apoyado en modernas herramientas, ha ido demoliendo sin piedad casas de alto valor arquitectónico y patrimonial, para dar lugar a edificios de gran altura con pequeños departamentos e innumerables playas de estacionamientos o negocios con carromatos de venta de comida chatarra. Ya hay sectores en que los estacionamientos pagados ocupan en una cuadra, mayor superficie que la edificada.
Un plan regulador permisivo (que requiere una modificación en las alturas a través de un fast track) y la instalación de playas de estacionamientos después de demoler las edificaciones, sumado a la invasión de los automóviles de veredas que podrían ser áreas verdes, parecen ser el cóctel perfecto para que en Chillán se produzca un nuevo terremoto esta vez 2.0, provocado no por una falla teutónica, sino que por la mano del ser humano, y cuya destrucción esta vez puede ser irreversible.