Señor Director:
La iniciativa del gobierno que busca que los padres de niños menores de 12 años puedan optar, previo acuerdo, por teletrabajar confirma que hubo un cambio de paradigma respecto a cómo trabajamos y que los modelos laborales flexibles llegaron para quedarse, porque son una necesidad, más allá de lo sanitario. Las ventajas son muchas -sobre todo en logística familiar-, pero también hay un impacto positivo en el entorno, porque eliminamos de la ecuación del “ir a trabajar” los tiempos de traslado, reconfigurando el funcionamiento de las ciudades: reducimos el flujo de autos y transeúntes en horas peak, descomprimimos el transporte público y tantos otros beneficios que bien conocen otras países que han apostado por iniciativas similares, como Alemania o Portugal.
Teletrabajo no significa sólo trabajar desde casa; teletrabajar también puede implicar laborar remotamente más cerca de casa. Con esto Chile comienza a subirse a la tendencia que internacionalmente ya se identifica como “City as a campus”, con las compañías repensando el viejo paradigma del edificio corporativo o las oficinas centrales, y apostando por tener una fuerza laboral distribuida para reducir la necesidad de viajar, sin un activo inmobiliario que requiere -además- altos costos hipotecarios y de mantención.
Ganancia para todos.
Víctor Parra
Country manager WeWork Chile