Tasa de ocupación informal registra un 34,3% en Ñuble
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El Termómetro Laboral de Ñuble, publicación especializada en el ámbito del trabajo, destacó que la región alcanzó el 11,3% de desocupación laboral, lo que se convierte en un alza de 0,9 puntos porcentuales (pp) respecto al año anterior.
El informe, que es elaborado por el Observatorio Laboral de la región de Ñuble, iniciativa ejecutada por la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío-Bío y financiado por la Subsecretaría del Trabajo, es publicado la primera semana de cada mes.
La publicación señala que la tasa de desocupación regional por sexo en jun – ago 24 alcanzó un 10,7% para mujeres, y 11,8% para hombres, con una caída en 12 meses de 1,1 pp. en mujeres y un alza de 2,5 pp. en hombres.
Bernardo Vásquez, académico de la Universidad del Bío-Bío y director del Observatorio Laboral de Ñuble, agregó que “el total de personas desocupadas de la región de Ñuble fue de 26.485 personas, distribuidas entre 10.609 mujeres y 15.875 hombres. En el último año, se registró un incremento del 9,5% en la cantidad de personas desocupadas, con una caída de 11,1% en las mujeres, mientras que los hombres tuvieron una subida del 29,5%”, detalló el director.
El Termómetro Laboral revela que, en cuanto a las personas ocupadas por grupo ocupacional, la mayor cantidad de personas en la región se desempeñan en el gran grupo de Trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados (45.449 personas), seguida de los Ocupaciones elementales (44.572 personas) y de los Oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios (27.214 personas), estos 3 grupos ocupacionales contienen al 56,6% del total regional.
A su vez, la Tasa de Ocupación Informal (TOI) de la región de Ñuble fue un 34,3%, en donde los hombres presentan una TOI de 34,4% y las mujeres una TOI de 34,1%, con una brecha de género de -0,3 pp.
El seremi del Trabajo y Previsión Social, Eduardo Riquelme, enfatizó que “con estas cifras estamos observando lo que estaba ocurriendo en la peor etapa del invierno, entre junio y agosto. Creo que a partir de este mes tenemos razones para esperar detener esta caída que ocurre en este ciclo estructural que nos afecta por décadas y que debemos superar. Hay que tener en cuenta la buena noticia que nos ha señalado el PIB regional, que indica una reanimación considerable de la actividad económica, y también que cuando se dejan atrás las lluvias, se produce un efecto positivo en la agricultura y también en la construcción y las grandes obras públicas. Además, se ha iniciado un fuerte ciclo de ferias laborales y ya estamos observando el interés que ya existe por ofrecer nuevos empleos y por postular a ellos”.