El estadio Nelson Oyarzún se ilumina con las lámparas de los celulares. Los más de seis mil espectadores que llegaron anoche para alentar al Rojo dan rienda suelta a un festejo contenido por años. Apretado en miles de gargantas desgastadas con tanto fracaso.
La fiesta es conmovedora.
Los diablos rojos se abrazan en la cancha…
