Como cada año, el fin de las vacaciones y el regreso a clases en marzo es un factor que estresa a las familias, pero también las calles, particularmente en una ciudad como Chillán, cuya infraestructura vial aún no está al nivel de una capital regional.
El llamado “Súper martes”, en alusión al explosivo aumento del flujo vehicular que se prevé para el 5 de marzo -inicio del año escolar-, ha sido abordado por la autoridad a través de un plan de coordinación entre distintas instituciones, entre ellas, el municipio, Carabineros y Transporte, con medidas que han sido relativamente efectivas en años anteriores, pero que siguen siendo insuficientes.
Precisamente el crecimiento de la urbe en los últimos años, sumado al rápido incremento del parque vehicular y a la distribución geográfica de los colegios, son los factores principales del colapso vial que se registra en algunas arterias de Chillán en las horas punta, las que están relacionadas con el horario escolar.
Se trata de una red vial que no ha sufrido grandes cambios o modernizaciones en los últimos 20 años, donde además de las avenidas O’Higgins y Ruiz de Gamboa no se han desarrollado mayores obras de mejoramiento.
Ser la capital de una provincia en una región tan centralista como Biobío no ayudó mucho a resolver el rezago en infraestructura, por lo que sigue habiendo expectativas no cumplidas de que, al ser capital regional, la ciudad comenzaría a modernizar su vialidad.
Aunque, para ser justos, la gestión de la planificación y el diseño de proyectos a nivel del municipio no fue la mejor en las últimas dos décadas, de hecho, proyectos como Alonso de Ercilla, Huambalí, Diagonal Las Termas o la Circunvalación Chillán estuvieron por años en las carpetas del municipio, del Serviu, de la Dirección de Vialidad y de la Subdere, acumulando polvo.
Los instrumentos de planificación, como los planes reguladores y el Plan Maestro de Transporte, definen claramente cuáles son las obras que se necesita ejecutar para mejorar la calidad del transporte en la ciudad, como Alonso de Ercilla, Vicente Méndez y el paso inferior de Parque Lantaño, entre otras. Algunas están en etapa de diseño, otros en estudios y otros esperan recursos para seguir avanzando hacia su concreción.
Afortunadamente, se está avanzando en proyectos de menor envergadura, como Diagonal Las Termas y Huambalí, que exhiben un evidente retraso en su ejecución, de hecho, si hubiesen concluido en enero, como establecía el plazo original, este “Súper Martes” habría sido distintos en aquellos sectores.
En tanto la ciudad se conforma con proyectos menores, el retraso vial se hace cada vez más patente. Proyectos estratégicos para Chillán siguen esperando, postergados nuevamente, mientras en otras regiones se desarrollan modernas megaobras.
Ciertamente, el mejoramiento del transporte no consiste solo en ampliar las avenidas y construir pasos desnivelados, también se requiere potenciar el transporte público y el uso de la bicicleta, así como desconcentrar la distribución de servicios en la urbe, materias en las que ya se comienzan a ver algunos avances; pero, en la medida que no exista fuerza ni voluntad política para empujar estos proyectos viales que son clave para Chillán, no solo el martes, sino que, de lunes a viernes, será un “Súper caos”.