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Sin salud mental, no hay bienestar

Señor Director:

El 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, nos recuerda la urgencia de contar con políticas públicas sostenidas que respondan a la magnitud del problema que enfrenta nuestro país y a su estrecha relación con el bienestar integral. La calidad de las relaciones familiares, el entorno donde vivimos y la exposición a violencia, discriminación o pobreza aumentan el riesgo de desarrollar problemas de salud mental. No se trata solo de factores genéticos o psicológicos, sino también de condiciones sociales y económicas que determinan nuestro bienestar.

En niños, niñas y adolescentes los datos son alarmantes: uno de cada cuatro presenta alta probabilidad de padecer trastornos depresivos o ansiosos, con mayor incidencia en mujeres adolescentes y en quienes declaran alguna discapacidad. La prevención temprana y el acompañamiento oportuno pueden cambiar trayectorias de vida. Hablar del tema sin estigmas y detectar a tiempo los síntomas permitiría respuestas más adecuadas desde la escuela, la familia y la salud, mediante apoyos psicoemocionales y consejería.

También en personas adultas se observa un alto nivel de malestar: el 13,7% presenta síntomas moderados o severos de depresión, y el 66% considera la salud mental un problema grave.

¿Qué falta? Aumentar el presupuesto en salud mental, fortalecer la atención primaria con equipos especializados e impulsar programas socioemocionales en el sistema escolar con apoyo a las familias. Y, sobre todo, combatir el estigma: pedir ayuda no es una debilidad, es un acto de cuidado. Solo una sociedad que cuida la salud mental puede construir un verdadero bienestar.

Paulina Fernández Fawaz

Directora de Incidencia, Aldeas Infantiles SOS Chile.

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