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Señor Director:
Con estupor leí una noticia referente a un “simulacro de balacera”, realizado en la comuna de Lo Prado, región metropolitana. El “evento” – por catalogarlo de alguna forma – incluyó “sonidos de disparos”, involucrando a los vecinos, entre ellos adultos mayores a quienes, durante el desarrollo de la actividad, se les enseñó a los participantes a “mantener la calma” y también “recostarse en el suelo”, para así evitar ser víctimas de un disparo. Este tipo de simulacros no son novedad, de hecho algo similar ya se había realizado en algunos jardines infantiles hace un par de años atrás, en zonas tales como Temuco, Molina y Hualpén, por mencionar algunas.
Si bien no es un misterio que en Chile la delincuencia y el crimen organizado hacen de las suyas, en total impunidad y sin contrapeso alguno, no deja de ser llamativo que ninguna autoridad esté pensando en cómo frenar estas acciones delictivas, velando por resguardar la vida, la integridad y el legítimo derecho de las personas a vivir en una sociedad en paz y libre de violencia, o al menos donde el vandalismo sepa que su actuar será sancionado y no quedará impune.
Más que simulacros, que además normalizan y justifican este tipo de hechos, lo que las personas necesitan es un sistema de justicia que funcione y no que deje en libertad rápidamente a quienes delinquen o matan a otras personas. Necesitan una policía que funcione y sea eficaz en el combate al crimen organizado, junto con autoridades a las cuales no les tiemble la mano y sean capaces de poner orden, poniendo a la ciudadanía en el centro.
Rodrigo Durán Guzmán