Siete niños murieron y otros dos resultaron heridos el sábado al estallar un artefacto explosivo oculto al borde de una carretera en el sur de Afganistán, informaron responsables oficiales.
“La mina fue colocada por los talibanes en una carretera importante para causar víctimas entre las fuerzas de seguridad” declaró a la AFP el portavoz del gobernador de la provincia de Ghazni, Aref Nuri.
Selon Amanulá Kamrani, miembro del consejo provincial de Ghazni, los niños tenían entre siete y nueve años y al menos cuatro de ellos pertenecían a una misma familia.
Los insurgentes no confirmaron ni desmintieron la noticia.
Los talibanes utilizan a menudo bombas artesanales o minas terrestres junto a carreteras para atacar a las fuerzas de seguridad afganas. Pero esos artefactos también causan muchas víctimas entre la población civil.
El número de víctimas de minas y munición como granadas o cohetes no ha dejado de aumentar desde 2012 en Afganistán, según el Servicio de acción antiminas de Naciones Unidas (UNMAS). Desde 2017 el número de muertos es de unos 150 al mes en promedio.
El 80% de las víctimas de esas municiones que no han estallado son niños que las manipulan.
El mes pasado siete niños murieron y 10 resultaron heridos en el este de Afganistán al estallar un obús de mortero que habían descubierto.
Según la ONU, 3.804 civiles -entre ellos unos 900 niños- murieron, y 7.000 resultaron heridos en ese país en 2018, el año más sangriento hasta la fecha para la población afgana.