Temor, angustia y ansiedad son algunas de las emociones primarias, que según los expertos, suelen sentir las personas durante una emergencia.
Se trata de reacciones naturales de las personas frente a situaciones críticas o extremas, como la vivida en la actualidad con la propagación del Coronavirus en el mundo, que obligó a la población al aislamiento social.
Si bien sicólogos locales valoran los esfuerzos de las autoridades por contener la pandemia dado que la circunstancias así lo ameritan, advierten que la salud mental está siendo desplazada a un segundo plano con los costos que ello conlleva en los ñublensinos.
“Hemos visto que los gobiernos ponen énfasis en la salud física lo que es coherente, sin embargo, hay una epidemia que es un poco más silenciosa, pero no por eso menos importante, de lo contagiosa que son las emociones. Aparecen las emociones primarias, miedo, rabia, desesperación e impotencia. Todas las personas que trabajamos en salud mental estamos haciendo esfuerzos importantes por mantenerlas a raya, y tratar de hacer el contagio de emociones positivas como la solidaridad, creatividad y la alegría, porque la creatividad tiene un espacio muy importante para ser desplegada en cada uno”, explicó la sicóloga del centro Arrebol y magíster en Familia, Paula Arriagada.
La angustia, la ansiedad o el miedo son efectos esperables bajo las circunstancias de un terremoto o una emergencia sanitaria, pero cuando se acentúan en el tiempo hay que estar alertas, advierte el sicólogo del área clínica e intervención en crisis, Luis Sepúlveda.
“El miedo y la preocupación son reacciones normales ante una emergencia o desastre. Son efectos esperables, al igual que los sentimientos de angustia, ansiedad, crisis de pánico y los síntomas depresivos. Probablemente se aumenten con el pasar de los días hablando a corto plazo, pero hay que prestarles atención cuando se prolongan en el tiempo, y ahí pueden provocar un efecto más traumático”, explicó el profesional sancarlino.
Agregó que “el estrés postraumático puede ser considerado como un efecto de la pandemia, puede que aumenten la crisis y las ideaciones de muerte. También se genera a largo plazo una sensación de duelo, pero no en relación al fallecimiento, aunque puede pasar, sino que estamos perdiendo ese sentido social que tiene el ser humano. Por ejemplo, actividades de la vida diaria o proyecto que no podemos hacer, producto del confinamiento en casa”.
Para los expertos existen ciertas “fórmulas” recomendadas para sobrellevar los efectos sicológicos que ha dejado la crisis sanitaria.
“En Europa se habla de las difusiones emocionales masivas, DEM, y lo que se trata de hacer es preservar la salud mental. Incluso en situaciones de crisis potenciando las emociones solidarias, a través del humor por eso que han aparecido memes, uso de emociones vinculatorias; por ejemplo, el apego y cuidado de los niños, adultos mayores y de nosotros mismo. El uso de la creatividad, el código Sence liberó cursos gratuitos para hacer en las casas, por que “tenemos un poco más de tiempo””, destacó experta sancarlina.
Según Luis Sepúlveda se debe evitar “la sobreinformación, o sea, fijar una hora para ver el noticiero, porque de lo contrario nos va generar más ansiedad y angustia”, al igual que aprovechar el tiempo en familia es decir “conversar las cosas en relación a nuestras emociones, no podemos guardarlas”.
En el caso de los niños “mantener rutinas de juego y aprendizaje. Responder a sus dudas de forma clara y sencilla, transmitirles seguridad”. En los adultos, “mantener la rutina, igual a la que llevábamos antes de la pandemia”.
Foto: Mauricio Ulloa.