Señor Director:
Hace tan solo un par de años, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) publicó una normativa que exige a las empresas incorporar información sobre sostenibilidad y gobierno corporativo en sus reportes anuales.
Estas políticas son las llamadas “ESG”. La sigla proviene del anglicismo “Environmental, Social and Governance” y consiste en regular y medir los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza que tienen las compañías en pro de sus entornos.
El CMF busca fiscalizar a aquellas compañías que caigan en la práctica del llamado “greenwashing” o “lavado de imagen”, para mostrarse verdes pese a que no lo son, ya que algunas empresas la han aprovechado para declararse sostenibles, pero, al menos en Chile, el panorama de cumplimiento de este tipo de reglas ambientales es estricto y lo será aún más.
Es muy importante entender en qué consisten los criterios y políticas ESG y, desde el punto de vista del empleo, tener en cuenta que más que una declaración de intenciones, existen ciertos cargos y perfiles específicos dentro de las empresas, que apuntan a aterrizar estas normativas y llevarlas a la práctica con objetivos cuantificables.
Finalmente, lo fundamental es que cualquier política ESG trascienda y vaya a la práctica. Las acciones y medidas por parte de empresas deben ser específicas y perseguir objetivos determinados. Solo aquellas organizaciones que hagan tangibles sus avances estarán lejos del “greenwashing”, y tendrán una ventaja en cuanto a la generación de una cultura sostenible en el trabajo.
Mónica Flores Barragán