Señor Director:
Henos aquí, ad portas de un plebiscito por una nueva Constitución, por primera vez en la historia de Chile. Pero nada de esto sería posible sin una comunidad unida, participativa y organizada. Esa que ha entregado su vida, su integridad y sus ojos por los cambios urgentes que esta sociedad necesita. Sin ellos no habría sido posible enfrentarnos a este momento tan trascendental e histórico. Sin duda, la participación ciudadana ha sido la clave, sin ella esta sociedad no construye un mejor país; el fomento a la participación, articulación y colaboración de ésta es la clave que hará posible el gran cambio que tanto necesitamos y exigimos. Para este plebiscito no hay candidatos y la única bandera de lucha que se debe enarbolar debe estar teñida de unidad, motivación, participación, pluralismo y todo aquello que congregue y sume.
Los candidatos, pueden esperar, pero sabiendo que para esta vez, y para siempre, deberán saber que nada se cocinará entre cuatro paredes. No habrá órdenes del poder central, pues los que hasta ahora nos pretendieron representar no tienen la altura moral de dirigirnos, pues esa altura moral la perdieron entre sobornos, cohecho, y cocinados de medianoche. ¡Pónganse a la fila, señores! Y para llegar a esa fila, debe existir una democracia participativa, donde todos los candidatos y candidatas a cargos de representación popular pasen por una primaria, ejercicio mínimo de transparencia.
Hoy esa es la clave, condensar las demandas ciudadanas a través del dialogo y un mirada profunda de un nuevo proyecto país. Seguir con prácticas arcaicas y antidemocráticas es caer en el abismo del fracaso, y nos da a entender que no se ha aprendido nada y que los sacrificios desde octubre a la fecha fueron en vano.
Ramón Rivas Alarcón Profesor