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Señor Director:
Pocos días antes de que terminara 2023, el Presidente Gabriel Boric promulgó la Ley de Conciliación de Vida Personal, Familiar y Laboral, que, entre otras, regula el teletrabajo para proteger a la gente que cuida.
Sin duda, esta nueva ley es una buena noticia. De acuerdo a un estudio de Comunidad Mujer, la estimación del valor económico del trabajo doméstico y de cuidado que no es remunerado en Chile fue de $44 billones al año; un 67% de este valor es aportado por mujeres. Pero cuidado, que podría quedar en letra muerta. Ya lo hemos visto con anterioridad. En octubre de 2011, la Ley 20.545 incorporó el permiso conocido como el “postnatal de seis meses”, que permite dos modalidades (de 12 semanas a jornada completa o 18 de media jornada), que aplican también en caso de que la madre decida traspasar el permiso al padre.
Resultado de esta ley: menos del 1% de los permisos que se han iniciado se han traspasado a hombres.
Con esta ley tenemos una nueva oportunidad de enfrentar de antemano factores culturales y estereotipos de género que en gran parte han generado el bajo uso que hacen hombres de este postnatal parental. Si la ley de conciliación no involucra factores que mitiguen este sesgo, puede que solo replique y perpetúe el rol de cuidado que actualmente tiene la mujer.
La experiencia hace que ya sepamos que no podemos dejarlo al azar. Esta ley debe estar acompañada de otras medidas que la complementen si realmente queremos que logre una conciliación equitativa.
Esta semana recién pasada, el Senado envió a la Cámara el proyecto que prorroga por este año el teletrabajo en el sistema público, cuestión aún pendiente. Queda en deuda un proyecto de teletrabajo general.
Victoria Paz Economista y fundadora de Poder Económico