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La tarde de hoy sábado, la Diócesis de Chillán despidió y agradeció el trabajo pastoral de quien por casi seis años fue su pastor, el sacerdote Sergio Pérez de Arce. El presbítero llegó en septiembre del 2018 como administrador apostólico para hacer frente al escándalo de los abusos sexuales de la Iglesia en Ñuble. El año 2020, el Papa Francisco lo designó como el séptimo obispo de la Diócesis San Bartolomé. Su ordenación episcopal se realizó el 11 de julio de ese año en una Iglesia Catedral completamente vacía por las restricciones del Covid-19.
El 16 de mayo pasado, se conoció su designación como arzobispo de Concepción, cargo que asumirá este 6 de julio próximo en una misa de toma de posesión que se realizará a partir de las 10.00 horas en la capital penquista.
La misa de envío de este sábado fue presidida por quien desde mayo se convirtió nuevamente en administrador apostólico de Chillán tras la nueva designación. En su homilía, dijo que “lo primero que me nace es darle gracias a Dios, porque en definitiva él conduce nuestras vidas. A través de caminos muy terrenos y vitales, me llamó a seguir a Jesús en la vida religiosa y el ministerio sacerdotal, y a través de circunstancias también muy terrenas, me trajo a estas tierras de Ñuble a compartir con ustedes el camino de esta Iglesia local, primero como administrador apostólico y luego como obispo. De manera inesperada para mí, me llamó a ser hermano y pastor de ustedes en un tiempo de nuestro Iglesia difícil y desafiante a la vez”.
El arzobispo electo de Concepción se refirió también al escándalo de los abusos que lo trajo hasta Ñuble. “Valoro de estos años que hemos podido ser una Iglesia que se levanta de sus crisis o enfrenta las crisis. Esto no lo digo con orgullo, para echarnos flores, sino para reconocer parte de nuestra historia y nuestra responsabilidad. La crisis de los abusos ha sido grande, primero por la traición de hermanos sacerdotes a su vocación de servicio y entrega que comprometieron ante Dios y la comunidad, pero también a causa de nuestras omisiones, negligencias, de malas decisiones o de falta de decisiones. Es una situación que ha traído enorme sufrimiento a hermanos nuestros que fueron víctimas, y no podemos sino volver a expresar nuestra súplica de perdón a Dios y a estos hermanos”.
El vicario general de la Diócesis San Bartolomé, sacerdote Patricio Fuentes, precisó en la misa: “agradecemos el servicio pastoral de nuestro obispo Sergio. Esta Catedral que tantas veces nos congrega para alegrías, para momentos de dolor, es testigo también de la historia de nuestra ciudad, región y la Iglesia diocesana. Hoy expresamos nuestra gratitud, gracias por el don y la gracia de su ministerio entre nosotros, primero como administrador apostólico, para acompañarnos y conducirnos en tiempos difíciles, tiempos de dolor, vergüenza y desconcierto”.
El obispo recibió una bendición general de parte de toda la asamblea y también un galvano en donde se le reconoce la misión y trabajo pastoral que desarrolló en estos casi seis años en que también debió enfrentar la crisis social, la pandemia, el proceso sinodal, y el comienzo de los preparativos para el centenario que la Diócesis celebrará en octubre del 2025.