Señor Director:
La intención de la OMS de incorporar a la vejez a la CIE-11 es un grave retroceso en términos de discriminación, ya que considera como enfermedad aquello que es normal y esperable en cierta etapa de la vida.
Este cambio valida un modelo que restringe a lo biomédico una etapa altamente heterogénea y dinámica, desconociendo los cambios sociodemográficos, culturales y relacionales que enfrenta la humanidad.
Vivimos en una sociedad que promueve una concepción hedonista
de la belleza y una cultura de lo desechable, operando como procesos que tienden a renegar el paso del tiempo sobre las personas, las relaciones, sus costumbres y prácticas cotidianas. Es importante reconocer que todos los seres vivos envejecen como parte de su constitución biológica, un hecho inevitable, pero que se vive de distinta manera.
La vejez es un constructo que, en países como Chile, se asocia a la
edad de los sujetos, de la mano de una sociedad edadista que perpetúa ciertos estereotipos, prejuicios y desigualdades sociales a la vejez, siendo retratada como una experiencia socialmente negativa, marcada por la soledad, la precariedad económica y la pasividad.
Más allá de la decisión de la OMS, los países deben reconocer y valorar el inmenso aporte de las personas mayores en nuestras sociedades. Repensar la vejez en Chile es iniciar un proceso que aspire al “envejecer generativamente”, propiciando el reconocimiento de las personas mayores como sujetos independientes, capaces de adaptarse y de continuar aportando con su experiencia en la construcción de una sociedad inclusiva, diversa y tolerante.
Dr. Eduardo Sandoval
Investigador asociado al IIDS