“Se tiene contemplado que, en algún momento, el Hospital Herminda Martín funcione como un segundo hospital en la ciudad”

A medida que avanza la puesta en marcha del nuevo Hospital Regional de Ñuble, una de las principales interrogantes en la región apunta al futuro del actual Hospital Herminda Martín, infraestructura que ha sostenido por décadas la atención hospitalaria de Chillán y comunas aledañas.
Durante su visita a Ñuble, el subsecretario de Redes Asistenciales, Bernardo Martorell, se refirió al futuro del recinto, señalando que la alternativa que se analiza es mantenerlo en funcionamiento como un segundo hospital, enfocado en atenciones de menor complejidad, complementando así el rol del nuevo hospital regional.
La idea apunta a que el nuevo recinto concentre las prestaciones de alta complejidad, mientras que el Herminda Martín absorba atenciones más frecuentes, permitiendo descongestionar la red y aprovechar una infraestructura que, pese a sus limitaciones, sigue siendo funcional para distintos servicios sanitarios.
Desde el nivel central se plantea que la definición final dependerá del diseño de red que realice el Servicio de Salud Ñuble, considerando la disponibilidad de personal y recursos para financiar su operación. Entre los usos que se han proyectado se encuentran servicios como oncología, salud mental y expansión de atención primaria, siempre manteniendo el carácter sanitario del recinto.
En entrevista con La Discusión, Martorell también conversó sobre el fortalecimiento de la red asistencial en Ñuble, señalando que la región ha ido aumentando su capacidad resolutiva con la incorporación de equipamiento de mayor complejidad.
En ese contexto, destacó que el desafío no se limita a infraestructura, sino también a asegurar personal y operación para responder a una población que presenta un marcado proceso de envejecimiento.
Asimismo, el subsecretario se refirió a los planes de remodelación y fortalecimiento de hospitales comunitarios, especialmente en comunas fuera de Chillán. Explicó que los cambios normativos impulsados por el Ministerio de Salud buscan que estos recintos dejen de cumplir un rol básico y puedan resolver prestaciones más complejas cerca de los territorios.
– Respecto a su visita en la región de Ñuble, ¿cuáles fueron las actividades que realizó durante su visita, la cual estuvo enfocada en comunas rurales?
Para nosotros, la ruralidad y los desafíos sanitarios en estos sectores del país son un tremendo desafío. Chile es un país de 4.000 kilómetros de extensión, con alto nivel de dispersión geográfica, y son personas que tienen el mismo derecho a atenderse que cualquier otra que vive cerca de una clínica privada y tiene recursos para financiarlo.
Respetar el derecho a la salud significa que una persona que vive en un sector rural tenga la misma oportunidad de atenderse en tiempo y forma que quienes viven en sectores más acomodados.
Para avanzar en ese camino hemos implementado distintos proyectos, como la conexión a internet satelital de 470 postas financiadas por el ministerio, además de las que financian los municipios. Con eso ya llegamos al 88% de las 1.117 postas con conexión a internet, ya sea satelital o por cable.
Durante la jornada estuvimos entregando, a través de un proyecto OPS, tres equipos para tres postas rurales de la comuna de El Carmen: equipos que realizan electrocardiograma, ecografía y monitoreo integral de signos vitales. Estos equipos se conectan a WiFi y transmiten los resultados para que puedan ser interpretados por un equipo de salud, ya sea en el Cesfam de referencia o en el Hospital Digital Rural, permitiendo acceder a médicos generales o especialistas en tiempo real y entregar una atención óptima a los usuarios.
– En Argentina recién se está proyectando implementar la telemedicina. En comparación con Chile, que ya lleva tiempo trabajando en este ámbito, ¿este tipo de iniciativas vienen a complementar un proyecto que ya está estructurado y que incluso sirve de ejemplo para otros países?
Sí. El Hospital Digital Rural es una iniciativa que hemos potenciado precisamente porque hemos visto los beneficios de poder ofrecer atención a los sectores más apartados de nuestro territorio. En esos lugares vive harta gente, y además hay muchas personas que quisieran irse a vivir a sectores rurales, pero como existe poco acceso a servicios de salud y a otros servicios básicos, finalmente prefieren vivir en la ciudad, donde hay mayor acceso.
Con la implementación de estos proyectos, la verdad es que cambia la vida de las personas. Si antes tenían que gastar 40 mil pesos para realizarse un examen, hoy ese examen es totalmente gratuito. Si antes tenían que perder todo un día para viajar al sector urbano más cercano donde pudieran hacerse un examen, hoy se ahorran uno o incluso más días de traslado. Entonces, la verdad es que hay un impacto muy concreto en la vida cotidiana de las personas. Además, la calidad de los médicos que están detrás de estos sistemas también es muy alta, porque están certificados por el Ministerio de Salud y por la Superintendencia. Por lo tanto, las personas que viven en las zonas más remotas del país están accediendo a recursos de primer nivel.
– También estuvo en el nuevo Hospital Regional de Ñuble. ¿Qué tal la pareció este moderno recinto?
Quedé bien impresionado con la obra. Es una tremenda infraestructura que va a ganar la región y que viene a cerrar brechas importantes en las necesidades de salud. Actualmente, el Ministerio de Salud tiene 34 proyectos hospitalarios en alguna etapa de construcción, y esta es la cartera de inversión hospitalaria más grande de nuestra historia. Nunca habíamos tenido tantos proyectos en construcción al mismo tiempo.
Ya hemos entregado 12 hospitales a operación durante este período de gobierno y tenemos 34 en distintas etapas. Algunos alcanzarán a entrar en operación durante esta administración, pero el Hospital Regional de Ñuble probablemente será entregado durante la siguiente. Aun así, nos preocupa mucho estar encima de todos los trámites pendientes para que su entrega a uso sea lo antes posible, aunque no seamos nosotros quienes lo inauguremos.
– Dentro de esas preocupaciones, ¿se ha considerado el tema del nombre del hospital? En Ñuble ha sido tema público y se han planteado distintos nombres. ¿Cómo se aborda ese proceso desde el ministerio?
Ese tipo de decisiones deben ser tomadas por la propia comunidad de Chillán y de la región. El hospital actual tiene un nombre, y también hay que decidir si se mantiene o si se le asigna un nuevo nombre al hospital regional. Como ministerio vamos a ser muy respetuosos de las decisiones autónomas que pueda tomar la región en esta materia, siempre a través de los procesos de participación ciudadana que corresponden y que están regulados por ley. En este momento, nuestro foco principal está puesto en que el hospital empiece a funcionar, y ese es hoy el tema prioritario.
– Otro tema que genera preocupación en la región es qué ocurrirá con las actuales dependencias del Hospital Herminda Martín. ¿Cómo se visualiza el uso futuro de ese recinto?
Lo primero que quiero señalar es que, como ministerio, estamos convencidos de que los metros cuadrados sanitarios no se pueden perder para usos de salud. Son metros cuadrados que hoy día son muy onerosos de construir y, por lo tanto, tenemos que esforzarnos por recuperar cada metro cuadrado que podamos para usos sanitarios que estén acordes al estándar para el cual esa infraestructura fue diseñada. Un pabellón, por ejemplo, no es una infraestructura cualquiera. Destinar un pabellón a oficinas sería, por decirlo de alguna manera, como matar una hormiga con un cañón, porque se trata de un espacio perfectamente útil para funcionar como pabellón y no para otros fines.
Este tipo de decisiones las tiene que ir viendo el Servicio de Salud, en el marco del diseño de su red asistencial. Hoy en día ellos tienen proyectado mantener algunos servicios, como oncología, salud mental, y también servicios de expansión de un Cesfam, que podría crecer utilizando esos metros cuadrados. Sin embargo, todo eso debe ir analizándose con el tiempo, considerando también la disponibilidad de personal que podamos financiar como ministerio y el presupuesto público necesario para la operación de esas actividades.
Estamos muy conscientes de las brechas asistenciales que existen en Chillán, en la región de Ñuble y en todo el país, y todos los esfuerzos que hacemos tienen que ir orientados a avanzar de manera equilibrada en los distintos territorios.
– ¿Se han repetido situaciones similares en otras regiones, donde se deja de utilizar el hospital antiguo tras la apertura de uno nuevo?
Sí, hay varias experiencias en el país. Como ministerio estamos tratando de avanzar hacia una política que permita ordenar este tipo de decisiones, porque con la gran cartera de inversiones que hemos estado implementando hemos visto que, muchas veces, a las infraestructuras antiguas no se les saca todo el provecho que podrían tener. En Rancagua, por ejemplo, el ex hospital se entregó a la Universidad de O’Higgins, lo que permitió el desarrollo de una universidad pública que no existía en esa región y que hoy incluso cuenta con formación en medicina y otras carreras de la salud. Ese es un uso no sanitario de la infraestructura, pero que fue muy provechoso para la región. En Antofagasta ocurrió algo similar, donde el ex hospital también se entregó a la universidad. En ambos casos, los hospitales estaban relativamente lejos entre sí. En Antofagasta, además, todavía no se le ha sacado todo el provecho clínico que se esperaba, aunque ese hospital fue remodelado durante la pandemia y quedó con una infraestructura de muy buena calidad, bastante similar a lo que ocurrió acá en el Hospital Clínico de Chillán.
También hay otras experiencias donde, cuando la infraestructura está más deteriorada, resulta mucho más difícil reutilizarla para objetivos clínicos. En algunos casos, incluso existen problemas estructurales que los arquitectos señalan que no permiten su reutilización. Por eso hay una serie de factores que deben analizarse en cada caso, pero en términos generales nuestra política es priorizar primero el uso sanitario, luego nuevamente el uso sanitario, y recién después conversar otros posibles usos no sanitarios.
– Pensando específicamente en Ñuble y en los meses de invierno, ¿cuál cree que sería el mejor uso para ese recinto bajo su perspectiva?
El Servicio de Salud de Ñuble tiene diseñado que, en algún momento, cuando sea oportuno, se pueda mantener ese hospital como un segundo hospital en la ciudad. Eso hace bastante sentido, porque normalmente los hospitales regionales concentran la actividad de más alta complejidad.
Sin embargo, hay mucha actividad sanitaria que no es de alta complejidad, sino que corresponde a prestaciones más sencillas, que no necesitan un hospital con instalaciones de punta como las que va a tener el nuevo hospital regional.
Ese tipo de atenciones podría resolverse perfectamente en un segundo hospital, que opere como apoyo para los pacientes menos complejos del territorio.
Ahora bien, para que eso sea posible, es necesario desarrollar un proyecto y, sobre todo, contar con los recursos de operación, que son lo más caro de toda nuestra actividad en salud.
– ¿Cómo evalúa la red de salud de Ñuble, sus principales fortalezas y debilidades, y cómo la proyecta hacia el futuro?
La red de salud de Ñuble es una red que ha ido madurando, que ha ido creciendo de manera significativa en el último tiempo. El solo hecho de haber puesto en marcha el resonador en el hospital nuevo es un tremendo salto, porque se trata de una prestación que antes no existía en la región, y hoy la resonancia es prácticamente pan de cada día en el diagnóstico y tratamiento de distintos problemas de salud, en múltiples especialidades. Eso ya representa un avance importante. Además, durante la visita conocimos un angiógrafo, que es un equipo muy moderno, que permite realizar tratamientos de alta complejidad tanto en el ámbito cardiológico como en el ámbito neuroquirúrgico. Este tipo de equipamiento se utiliza para cirugías en el cerebro, para cirugías cardíacas, incluso para el cambio de válvulas del corazón, siempre, por supuesto, con personal debidamente entrenado.
Ahí hay un salto relevante en términos de la capacidad resolutiva de la red. Pero no es solo el hospital. También está la atención primaria y el trabajo del Servicio de Salud, que se está fortaleciendo en coordinación con la salud rural y con las postas de salud rural.
Hoy conocimos, por ejemplo, al alcalde de El Carmen, que es una autoridad muy comprometida con avanzar en la salud de su comuna. Eso también es clave, porque el trabajo en salud requiere coordinación entre distintos niveles.
Estamos muy conscientes de que la población de Ñuble es una población que está envejeciendo, al igual que la del resto del país, pero acá existe una mayor concentración de personas mayores. Por eso nos interesa mucho fortalecer los servicios disponibles tanto en la ciudad como en las zonas rurales, para que las personas que nacen en Ñuble, especialmente los jóvenes, se queden en la región. Creemos que de esa manera se fortalece el tejido social, se mejora la prevención en salud y también se fortalece la economía local.
La salud, de alguna forma, busca contribuir al desarrollo social y económico del territorio. A través del trabajo de los hospitales y de la atención primaria, permitimos que las personas trabajen, desarrollen sus vidas y tengan la tranquilidad de que, si se enferman, existe una red pública que los cuida, y que además lo hace sin copagos, lo que es una ventaja muy importante de nuestro sistema de salud público.
Nuestra visión de mediano plazo es que los servicios públicos de salud sigan elevando su estándar. Eso es algo que se está logrando en esta región. Si uno visita el hospital nuevo, es una infraestructura realmente impresionante, que permite que toda la población se atienda en un mismo lugar, independiente de su origen o de su situación social, generando también integración social.