De acuerdo con la información preliminar de las Cuentas Nacionales entregada ayer por el Banco Central, durante el tercer trimestre de 2025 el Producto Interno Bruto (PIB) de la región de Ñuble registró un crecimiento de 1,8% en comparación con igual periodo de 2024.
El ente emisor subrayó que once de las dieciséis regiones del país registraron crecimientos en su actividad económica, aportando al alza de 1,6% del total de la economía. Destacaron las alzas en Atacama (11,5%), Aysén (8,2%) y Los Lagos (5,3%); mientras que las mayores bajas se observaron en Tarapacá (-8,0%), Biobío (-4,2%), O’Higgins (-3,3%) y Maule (-3,3%).
Aporte de la industria
Y si bien la economía de Ñuble creció por sobre el promedio nacional, las cifras muestran una desaceleración de la actividad durante el presente año, luego de anotar variaciones de 3,4% en el primer trimestre y de 3,9% en el segundo trimestre.
Según el Banco Central, en el tercer trimestre la región registró un incremento de 1,8%, explicado por los servicios, principalmente los personales, y por la industria manufacturera, impulsada por la producción de celulosa y alimentos.
El ítem producción de bienes mostró un aumento de 1,3% en el tercer trimestre de 2025, respecto a igual periodo de 2024. Sin embargo, en el primer trimestre creció 4,6%, mientras que, en el segundo trimestre el alza fue de 4,2%. En detalle, industria creció 8,9%; y resto de bienes descendió 3,5%.
El ítem comercio registró una variación de 4,3%, una cifra superior al 3,9% del primer trimestre de 2025, pero no tan positiva como el crecimiento de 6,2% registrado el segundo trimestre.
Mientras que, servicios anotó un incremento de 2,1%, levemente por sobre el 2,0% del primer trimestre, pero lejano del 3,9% del segundo trimestre.
Consumo de los hogares
El consumo de los hogares, por su parte, creció 3,1% -levemente superior a la variación promedio nacional de 2,9%-, con aportes de todos sus componentes, destacando el gasto de alimentos, bebidas, vestuario y calzados dentro de los bienes durables. De hecho, los bienes durables exhibieron un incremento anual de 9,6%, mientras que, los bienes no durables registraron un alza de 3,0%. También contribuyó el mayor consumo de servicios (2,3%), impulsado por los servicios personales y el transporte.
Se reduce así la velocidad de crecimiento del consumo, que en el primer trimestre había marcado una variación anual de 1,6%, y en el segundo trimestre, de 3,7%.
Desaceleración
En opinión del economista de la Universidad Federico Santa María, Renato Segura, “es una noticia esperada, lo que no significa que sea buena. Si se concentran los esfuerzos en desarrollar la ruralidad, las tasas de crecimiento serían holgadamente el doble que los actuales niveles. Por tanto, la tasa actual de crecimiento es una señal que tenemos tarea pendiente para el desarrollo del potencial de actividades económicas para Ñuble”.
En esa línea, apuntó que la actividad económica en Ñuble está desacelerándose, para ajustarse a su PIB tendencial. “Son fluctuaciones en torno al valor potencial”, explicó, precisando que “cuando la región ha tenido un shock de crecimiento, la caída que viene después se denomina ajuste al PIB tendencial”.
Segura agregó que “el PIB tendencial es el que prevalece en los análisis de crecimiento, el cual ha dado señales de estar alrededor del 2,0%, lo que señala que la cifra de 1,8% es coherente con una región que no ha sufrido grandes cambios en su matriz productiva”.
Consultado por los factores detrás de esta desaceleración, el académico expresó que “la construcción y el comercio han mostrado poco dinamismo, lo que se refleja en una baja capacidad de la economía para generar mayores empleos. La oferta de servicios tampoco ha evolucionado favorablemente, en especial aquella en torno a la cadena de valor de la agroindustria. La industria de la madera procesada tiene un enorme potencial, si se activa una política de reforestación”.
De cara a los resultados del cuarto trimestre de 2025, Renato Segura planteó que “no debiéramos esperar grandes cambios en el crecimiento del PIB, el cual debiese mantenerse entre el 1,5% y 2,0%. De haber sorpresas, estas deberían provenir de un aumento significativo de la producción en el sector frutícola”.



