Aunque Ñuble presenta un proceso de envejecimiento acelerado, parece ser que no asumimos del todo esta realidad. De acuerdo al último censo de población realizado en la región, el porcentaje de adultos mayores, esto es personas mayores de 65 años, alcanza a casi el 19% de la población, siendo superior a la proporción de este grupo etario en el país, que alcanza a 16% de los habitantes.
Por otra parte, las proyecciones de población indican que para el 2050 se habrá duplicado el número de adultos mayores en la región, llegando a aproximadamente 150 mil personas.
Este cambio que se está generando en la pirámide poblacional ha ido creando nuevas necesidades sociales y de servicios como salud, educación, vivienda y políticas públicas que atiendan a la calidad de vida y oportunidad que merece este creciente segmento de las personas mayores, el que requiere una asistencia distinta, como visitas a domicilio, equipos de traslado, dotación especial de medicamentos, lo que, a su vez, supone mayor cantidad de recursos humanos dedicados a ellos y también de recursos financieros.
Una de las necesidades urgentes que surgen con el incremento de la población adulta es contar con los servicios básicos ligados a sus requerimientos en alimentación, salud, vivienda e integración. Ello significa tener al alcance no solo médicos, sino también las facilidades para el acceso a viviendas y centros de larga estadía que sean capaces de entregar medicamentos oportunos, alimentación adecuada, recreación, atención especializada y estimulación cognitiva.
En este sentido, profesionales de la salud entrevistados por La Discusión advierten serias carencias a nivel comunal y en la región respecto a esta creciente necesidad. De hecho, los establecimientos de larga estadía en Ñuble son a todas luces insuficientes y el proyecto más relevante en la capital regional, mencionado incluso en el mensaje a la Nación del Presidente Gabriel Boric, el pasado miércoles, aún está en etapa de formulación ante el Sistema Nacional de Inversiones.
Por otra parte de los más de 30 establecimientos de larga estadía que hay en la zona, solo algunos son capaces de ofrecer atención de calidad, ya que la norma sanitaria establece un mínimo que no da cuenta de la complejidad de atención que requieren los adultos mayores.
La esperanza de vida ha aumentado de manera importante, siendo en este momento de 81 años promedio y empinándose a 85 en 2050. Sin embargo, en la actualidad, no pareciera existir una política pública encaminada a prepararse para este aumento importante de la demanda. Basta ver los problemas que existen por estos días, producto de la estacionalidad, en los hospitales públicos y privados.
Las cifras actuales y sus proyecciones nos dicen que en materia de salud no podemos desconocer la necesidad de generar nuevas políticas públicas que beneficien a este segmento cada vez más importante y representativo de la población, partiendo por la creación de servicios de geriatría en todos los hospitales públicos, para que la mayoría de los ancianos tenga acceso a lo que hasta ahora sólo es privilegio de los que pueden pagar.
