De acuerdo a las estadísticas que entrega la Superintendencia de Pensiones, a diciembre de 2022 había 130 mil 841 cotizantes activos en el sistema de AFP en la región de Ñuble, es decir, trabajadores que en el mes anterior cotizaron en el sistema por una remuneración imponible promedio de $873.859.
En detalle, el ingreso imponible promedio de los hombres en Ñuble fue $916.925, mientras que el de las mujeres fue $815.764, es decir, una brecha de 11%. Se trata de promedios, no corresponde a la mediana, y representa solamente a aquellos trabajadores que tienen un contrato formal. Es decir, quedan fuera de este cálculo promedio aquellos trabajadores informales, que constituyen el 37% del total, según el INE.
El ingreso promedio de Ñuble es el segundo más bajo de Chile, después de la región del Maule, que tiene $832.902; y está bastante lejos del promedio nacional, de $1.046.945; y por cierto, de la Región Metropolitana, que tiene $1.124.952. Precisamente las regiones agrícolas (O´Higgins, Maule, Ñuble y La Araucanía) exhiben los ingresos más bajos.
Para los habitantes de Ñuble esta enorme brecha de ingresos no es ninguna novedad, de hecho, es el factor principal de la migración de personas en edad de trabajar desde Ñuble hacia otras regiones, así como también de estudiantes. En las zonas rurales, por ejemplo, el despoblamiento es abrumador, lo que plantea un desafío estratégico aun no abordado de manera integral.
Es verdad que la matriz productiva de la región, con un rol protagónico de la agricultura y el sector forestal, así como también del comercio y los servicios, explican en parte la brecha de ingresos respecto a otras regiones con mayor presencia de la industria y de la minería; sin embargo, la alta proporción de empleos elementales, que no requieren alta calificación, también contribuyen a empujar el promedio hacia abajo.
Y si bien el nivel de formación académica es una variable clave en la estructura de salarios en el empleo formal, por lo que se valoran los esfuerzos de las instituciones de educación superior por ampliar la oferta de carreras en la región, el capital humano calificado de la región muchas veces se ve forzado a emigrar en busca de mejores oportunidades laborales, porque en la zona no existe la demanda suficiente, lo que se refleja en un salario comparativamente menor.
La fuga de capital humano se ha convertido en parte de un círculo vicioso que se puede romper reduciendo el centralismo en el mundo público y principalmente en el ámbito privado. En otras palabras, la región no contará con capital humano calificado si no hay demanda, la que se crea a partir de las inversiones; pero las inversiones no se van a concretar en la medida que no exista el suficiente capital humano calificado.
Para retener y atraer talentos se requiere que la región y su capital se transformen en un centro de servicios moderno, competitivo y sustentable, que Ñuble sea atractiva para generar negocios con proyección nacional e internacional, cuya infraestructura, conectividad y medio ambiente permitan atraer no solo las inversiones, sino que también las oficinas corporativas de las compañías que inviertan en Ñuble.