Una brecha salarial de 11% registró la región de Ñuble en diciembre de 2022, según informó la Superintendencia de Pensiones. Según la estadística, que considera a todos los trabajadores que cotizaron en AFP en dicho mes, el ingreso imponible promedio de las mujeres en la región fue $815.764, mientras que el de los hombres fue $916.925.
La brecha de Ñuble es la quinta más baja del país, que exhibió un promedio de 14,3% de diferencia salarial, en que los guarismos más altos -sobre 20%- se observaron en las cinco regiones del Norte.
No obstante, en diciembre de 2021 la brecha salarial alcanzaba un 8%, con $737.802 para las mujeres, y $801.629 para los hombres.
Factores
Entre los factores más mencionados en las investigaciones para explicar esta brecha destaca el cultural, pues todavía en muchas organizaciones las mujeres perciben una remuneración inferior al hombre por igual trabajo. También hay variables educacionales y de empleabilidad, como la mayor presencia de mujeres en rubros con salarios más bajos o la baja participación de mujeres en cargos directivos.
Renato Segura, director de Desarrollo Económico y Productivo de la Municipalidad de Chillán, hizo hincapié en que el factor cultural sigue pesando, aunque mucho menos que antes. Precisó que las estadísticas también muestran el sesgo de la herencia de esa desigualdad salarial, de contrataciones antiguas, pero que, en la práctica, en varias reparticiones públicas y en empresas esa práctica ha ido quedando atrás en las nuevas contrataciones, citando como ejemplo el caso de la OMIL chillaneja.
“En muchos hogares de Ñuble la mujer representa el segundo ingreso de la familia, y por lo tanto, no siempre negocian bien su salario. Es un tema cultural, del mercado laboral local, pero que está cambiando, al mercado laboral le falta desarrollarse, para que ellas sean capaces de negociar mejores salarios. Pero quiero subrayar que no hay una justificación económica de por qué el salario de la mujer es menor que el del hombre por igual trabajo”, afirmó.
En ese sentido, el profesional sostuvo que “ese fenómeno debiera ir disminuyendo en el tiempo, se debería ir corrigiendo dadas las nuevas políticas de no discriminación”.
Por otro lado, Segura explicó que, en términos agregados, el promedio también favorece a los hombres, “porque las mujeres están ocupando puestos de menor relevancia o de menor productividad en la empresa, y ahí puede haber también un factor discrecional, lo que también se vincula a que, en general, las mujeres tienen posibilidades de generar extensiones horarias (horas extra), el hecho que sean dueñas de casa, muchas no tienen con quién dejar a sus hijos, entonces, si tú les pides que se quede a trabajar después del horario laboral, va a haber mayor restricción, por lo tanto, hay está el tema de la planificación del trabajo, en que no sabemos trabajar con mujeres, porque hoy día el hombre puede hacer horas extra porque puede llegar más tarde a la casa”.
“Esto responde a una cultura del mercado laboral en el cual históricamente las mujeres tenían una condición distinta, desde el punto de vista de la productividad. Estas diferencias salariales tienen mucho que ver con lo que el empleador visualiza en términos de la productividad que el trabajador va a alcanzar al momento de contratarlo”, cerr
