Señor Director:
El ex Obispo de Copiapó, Fernando Ariztía, en declaración de febrero 1983 manifestó: “Nuestra Iglesia Diocesana, en estos días, ha sido golpeada en la persona de uno de sus sacerdotes. El sacerdote de nacionalidad norteamericana, Andrés Guljas, ha debido hacer abandono de su trabajo en Vallenar, y ser trasladado a Santiago por su Congregación de la Santa Cruz. De lo contrario, caería sobre él la expulsión del país decretada por el Ministerio del Interior. El señor Gobernador de Vallenar le ha acusado de “activista político”, acusación que no compartimos, y de la cual no conocemos los fundamentos en que se basa. No hay posibilidad alguna de defensa. Lamentamos profundamente este hecho y los procedimientos empleados, los que ciertamente, no favorecen una sana relación de convivencia entre la Iglesia y la autoridad de la Provincia del Huasco. También, lamentamos que, haya personas que se presten con ligereza e irresponsabilidad para hacer acusaciones de esa naturaleza.
Reiteramos al padre Andrés Guljas, el agradecimiento por los años de vida entregados en el servicio de este pueblo de Atacama, y le manifestamos nuestra amistad y aprecio”. La dictadura, en muchas oportunidades, calificó de “activistas políticos” a sacerdotes que ejercían su labor en parroquias o sectores populares. Varios sacerdotes fueron amenazados; otros sufrieron detenciones, torturas, desapariciones y muertes.
Derico Cofré Catril