Señor Director:
A la sombra fresca de este almendro, se me acaba cada vez más temprano la tarde de este verano en fuga resistida.
En realidad, nadie quiere morir, ni la sombra del almendro, ni la tarde, ni el verano, ni yo; para qué vamos a decir una
cosa por otra. Es el otoño que llega con su argucia de colores cromáticos y la temperatura ideal para esta ciudad tórrida,
pero el invierno llega aunque no quieras y cuando ya cansado piensas en que se quedará para siempre un pajarillo
diminuto y tímido viene a habitar la rama cuyas hojas nacieron en la noche y entonces renacen la noche, las hojas de
la rama donde se posa el pajarillo diminuto y tímido, la sombra fresca de este almendro florido, andén donde espero
a la rosa cromática que deja caer sus colores en mi alma, como gotas de vida: rojo, amarillo, verde, azul, todas.
El viejo perro, a mis pies, controla mi lectura y espera que le deje caer algunas palabras; entonces leo en voz alta
unos versos maravillosos de Blas Otero (Bilbao 1916) citados por Antonio Basanta (Madrid 1953) en su imperdible obra
“Leer Contra La Nada:
“Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré como un anillo al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda
la palabra. Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, si abrí los labios hasta desgarrármelos, me
queda la palabra.
En fin pacientes lectores, el quiltro me mira estupefacto, me levanto y me sigue; vamos a ver las noticias de la TV, es
muy importante y necesario “ver el rostro terrible y puro de mi patria”.
Miguel Gaete de la Fuente