La Municipalidad de Cobquecura entregó las observaciones a la adenda presentada por la empresa Pelícano S.A., al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), y le solicitó que los cinco proyectos de centros de cultivos acuícolas no sean recomendados para su aprobación mediante Resolución de Calificación Ambiental (RCA) o se le ordene reingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). En la adenda presentada el 2 de septiembre, la firma renunció a la crianza de salmones y conservó dentro de sus proyectos solamente especies de cojinova del norte, mitílidos (moluscos) y microalgas. El alcalde de Cobquecura aseguró que el cambio de estrategia requiere un nuevo estudio ambiental. “Rechazamos cualquier proyecto que pretenda instalarse en nuestro borde costero. Quién va a supervisar después si son salmoneras o si son otro tipo de cultivos”, planteó.
El proyecto contempla 1.900 toneladas de cojinova del norte en cada uno de los cinco centros de cultivos ubicados en Monte Zorro, Río Colmuyao, Punta Mela y Punta Santa Rita (2).
Riesgos del cultivo de cojinova
El bioquímico de la Universidad de Chile, Romilio Espejo, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, quien reside en la comuna y trabajó anteriormente en la industria acuícola, aseguró que la renuncia a la crianza de salmones de la empresa no garantiza la ausencia de contaminación en el mar y en la costa de Cobquecura.
“El cultivo de cojinova es más peligroso que el de salmón porque no hay experiencia de cultivo comercial a gran escala, como pretende la empresa, ni en Chile ni en el mundo. Solo hay alguna experimentación o prototipos que se han hecho, pero no hay más experiencia que esa”, sostuvo.
Espejo detalló que “con la cojinova vamos a esperar los mismos problemas que se presentan en el salmón en cuanto a la contaminación que produce bajo el mar, alrededor de la jaula y el área donde están instaladas, pero también pueden surgir otros problemas que desconocemos en este momento. Estos serían los primeros cultivos comerciales de cojinova y no sabemos qué consecuencias puede traer eso”.
Pelícano basa su teoría en un estudio realizado por la Universidad Católica del Norte, que finalizó en 2013, y que en su financiamiento contó con la participación de la empresa Biomar, dedicada a la alimentación de peces para la industria acuícola.
El científico precisó que “van a tener las mismas dificultades que con el salmón, porque muchos de los problemas se deben al cultivo con alta densidad de peces en la jaula. Es ahí cuando se producen las infecciones con virus y bacterias que tienen que combatir con antibióticos y matando salmones. No es un problema del salmón propiamente tal, sino porque está claro que aunque las empresas se han negado a aceptarlo, hay una muy alta densidad de salmones en la jaula. Además, no sabemos qué infecciones puede traer la cojinova”.
Espejo añadió que “estos son cultivos que se han estado desarrollando en Chile de forma experimental, no ha sido una empresa la que se ha instalado con cojinovas, sino para probar la eficiencia. Cuando se hacen cultivos en forma experimental se tiene mucho cuidado, por lo que hay muchas personas vigilando. En la forma industrial, como hay que hacer grandes producciones, el control disminuye notoriamente. Esto me parece una estrategia. Como la posición se ha basado en decir no a la industria del salmón, ellos dicen somos industria de cojinova, pero la van a producir en las mismas malas condiciones que el salmón y con mucho menos experiencia”.