Señor Director:
Consternación ha generado el video que en los últimos días se ha viralizado y que muestra a dos menores de edad amedrentando con arma blanca a los transeúntes, a plena luz del día, en el centro neurálgico del país.
Más allá de la condena transversal que el hecho ha motivado, lo cual es siempre necesario, pues episodios de esta naturaleza
deben ser repudiados de la manera más enérgica, no podemos como sociedad obviar la inherente responsabilidad que tienen
los padres como principales responsables de salvaguardar la integridad de niños, niñas y adolescentes (NNA), y el Estado, que juega un rol preponderante en entregar herramientas a las familias para una parentalidad positiva. La crisis actual en la que se encuentran algunas familias, especialmente aquellas precedidas de procesos migratorios altamente complejos, es la evidencia del debilitamiento de los vínculos familiares y otras distorsiones en su concepción y estructura. Ello trae consecuencias nefastas para la sociedad, siendo una de las más relevantes la delincuencia juvenil y el ambiente de inseguridad en que muchos NNA se desarrollan. Sin embargo, frente a esa realidad es imprescindible que el Estado asuma un rol más activo en entregar a los padres o adultos responsables las herramientas y el soporte necesario para acompañar la labor de las familias, entendidas como el núcleo central donde se hace posible la humanización de NNA. Los aprendizajes que niños y niñas adquieren en el seno familiar son insustituibles y representan el más eficaz mecanismo de prevención frente a cualquier problema social.
Harry Grayde K.
Director ejecutivo de World Visio