Señor Director:
En medio de las celebraciones patrias, me ha llamado mucho la atención la cantidad de colores, acentos y culturas que, “en esta oportunidad”, han sido parte de los festejos. Y, claro, escribo “en esta oportunidad”, porque al pensar en la enorme riqueza cultural que existe en nuestro país, el tema no nos debería sorprender. A veces pienso que la mirada clasista, xenófoba e, incluso, centralista, que existe en parte de nuestro país, nos limita ver todo lo bello que es parte de nuestro extenso territorio. La música es un buen ejemplo, como si la cueca fuera lo único verdaderamente chileno, y tengo impresión que no. Y lo dice alguien que gusta de la cueca, en sus más variadas formas, porque es la misma en el norte, centro y sur del país. El lenguaje del huaso patrón del fundo, no es el mismo del choro del puerto. Y qué decir de las tonadas o de las tradiciones de la zona austral. Para qué ahondar en las costumbres y cultura de nuestros pueblos originarios.
Cuando pienso en las Fiestas Patrias, no suelo pensar solo en la bandera o los colores blanco, rojo y azul; también en la riqueza cultural que tenemos, en lo afortunado que somos de vivir en un territorio con tantos matices, con tanta diversidad y apelo que algún día todos quienes somos parte de este país, también lo entendamos y estemos orgullosos de ello.
Antonio Jaramillo Ruiz