El papa Francisco falleció este lunes a los 88 años, según confirmó oficialmente el Vaticano. El sumo pontífice murió a causa de un ictus cerebral —también conocido como derrame cerebral— que derivó en un coma y un fallo cardiocirculatorio irreversible. El deceso fue certificado a las 7:35 horas (1:35 en Chile) en su residencia oficial, la Casa Santa Marta.
La información fue entregada por la Santa Sede a través de un parte médico firmado por Andrea Arcangeli, director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano. Según el documento, la muerte fue determinada mediante un registro de electrocardiograma.
Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, había enfrentado en los últimos años diversas complicaciones de salud. En marzo pasado, permaneció más de un mes hospitalizado en el hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral microbiótica, que derivó en un episodio de insuficiencia respiratoria aguda. Durante ese tiempo también se le diagnosticó bronquitis múltiple, además de padecer hipertensión y diabetes, según su historial clínico.
Pese a sus problemas médicos, el pontífice había retomado sus labores públicas y su última aparición ocurrió ayer domingo, durante la celebración de la misa de Pascua en la Plaza de San Pedro, donde se dirigió a los fieles desde el balcón de la basílica.
Francisco se convirtió en el primer papa latinoamericano y jesuita en la historia de la Iglesia Católica, siendo elegido en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI. Su pontificado se destacó por una fuerte vocación pastoral, un enfoque reformista y un llamado constante a la justicia social, la inclusión y el cuidado del medioambiente.
