Ese clásico “vas a ver a la salida” tras un par de empujones en la serie El Chavo del 8, no requería explicación alguna. En casi todos los colegios del continente era el santo y seña de que finalizada la clase un par de compañeros se iban a dar de puñetazos.
Ya en los años 90, los trabajos de socialización, el que hubiera cada vez menos internados hizo que el ambiente se calmara al punto que ver una pelea era raro. Hasta ahora. “Si en 2018 se estamparon 80 denuncias por agresiones entre compañeros, en estos cinco primeros meses del año, ya van 75, entonces, claro que es un tema que nos preocupa”, dijo el seremi de Educación, César Riquelme.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]Docente, exrector del Colegio Concepción y exconcejal por Chillán, admitió que intentar resolver las cosas con charlas, “es algo que no sirve”.
Por eso, explicó que se está trabajando con lineamientos (gubernamentales y regionales) que busquen una mayor intervención real con mesas intersectoriales de convivencia escolar, con las seremías de Salud, Cultura, Deporte, junto a dirigentes gremiales de Educación y encargados de convivencia escolar.
Previamente, se hizo un diagnóstico en cada una de las comunas de manera individual, el que arrojó como conclusión la presencia de dos factores preponderantes que hicieron que se elevaran los incidentes de violencia. Una es la falta de socialización, y la otra, el microtráfico de drogas.
“La necesidad de generar espacios de convivencia es de suma importancia, porque hoy tenemos menores que salieron de Octavo Básico de alguna escuela, siendo niños; y llegaron recién a conocer a otro grupo en Segundo Medio, en plena adolescencia. Entonces, son cursos de alumnos sin ese proceso afectivo previo que da el conocerse desde niños, por lo que no todos se sienten en confianza, al contrario. Y yo diría que esto explica la mayor parte del problema”, planteó.
Disputa territorial
Unas de las conclusiones que arrojó el diagnóstico apunta a que, durante tiempos de pandemia, los menores no necesariamente se quedaron en sus casas. En especial cuando concluyeron las restricciones de movilidad, por lo tanto, algunos fueron afectados por un contagio criminógeno con el ambiente del microtráfico.
Es en este ambiente donde el colegio o liceo pasa a ser un mercado y por lo tanto, se ha detectado una suerte de disputas territoriales. “Hay un avance en lo que es el microtráfico y yo diría mayor que antes de la pandemia, eso también es una realidad”, aseveró el seremi.
En este punto, Riquelme aprovechó de derribar un mito. “No es tan cierto que algunos colegios denuncian estos hechos y otros los esconden. Últimamente ha habido conflictos, por violencia o por drogas, en casi todos los colegios y en todas las comunas de la Región, pero hemos visto que se están activando los protocolos como corresponde; y es más, actualmente, tenemos más casos en colegios particulares y particulares subvencionados que en establecimientos públicos.
Apoyo a los profesores
Fomentar la socialización a través del deporte, la cultura, revitalizar los centros de alumnos y ambientes más entretenidos en los colegios, son parte de los objetivos de la seremía.
Otra gestión clave fue el rescate de las coordinaciones de convivencia escolar en cada establecimiento, además de un encargado comunal, para formar una red regional.
“Sin embargo, para mí uno de los aspectos más importantes es el poder respaldar a los profesores, empoderarlos, apoyarlos en sus decisiones y respaldarlos, porque aunque todo el mundo se siente capaz de opinar sobre educación, son ellos los que están con los alumnos siempre, los conocen de manera individual y como grupo, por lo tanto, tienen todas las herramientas para resolver conflictos”, dijo el seremi, quien llamó a los apoderados a “apoyar esta reivindicación del respeto hacia el profesorado. Ellos son 8 mil 500, más otros 8 mil asistentes, quienes deben actuar día a día con los 120 mil alumnos de la Región. Ojalá se llegue a un punto en que los alumnos y los apoderados apoyen esta idea de que el colegio debe volver a ser la segunda casa del estudiante y el profesor, una figura significante”.
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